Estados Unidos rumbo a la
decadencia moral y social.
Hace muchos años, leí un pequeño
libro que se llama “Mi Lucha” escrito por Adolfo Hitler, una persona sumamente
inteligente, al grado de que en aquel tiempo algunos lo consideraron loco y
otros un genio fuera de época. Lo curioso es que en esta obra en uno de sus
párrafos, vaticina que Estados Unidos verá su decadencia a causa de los
inmigrantes, porque cada uno de ellos llevará consigo su forma de vida,
educación, ideales y religión.
Lo raro es que en la
actualidad el motivo de este desajuste social generalizado, ya no son los
aborígenes, ni los africanos, ni la presencia de millones de extranjeros. La
decadencia moral y social se presenta ahora, como consecuencia de la
globalización de las ideas provenientes del viejo continente, pensamientos y
acciones ultra vanguardistas que vienen a obstaculizar el buen desarrollo de
las familias conservadoras.
Hasta hace algunas décadas,
solo la epidemia del SIDA y el incremento en las adicciones opacaba el progreso
de la nación; aunque en ocasiones el orden en sus calles se ve alterado por
alguna manifestación separatista, o por oposición a una ley que dañe a la
comunidad. El uso y abuso de narcóticos y bebidas alcohólicas ha llevado a
muchos de sus habitantes al libertinaje, en especial a las generaciones
jóvenes.
Justo es en este momento,
cuando todo está fuera de control, cuando los instintos se despiertan, que
llegan las propuestas europeas con la finalidad de hacer públicas y legales
las relaciones homosexuales. Es cierto
que nada es nuevo bajo el sol y que estas preferencias siempre han existido, lo
preocupante hoy es la escandalosa difusión que les han proporcionado los medios
de comunicación, corruptos, faltos de ética, ignorantes de la magnitud de su
postura y de la forma en que pronto se verán perjudicados los seres que más
queremos.
Pero lo más inconcebible, lo
más abominable, es la obstinación de los gobiernos, gobernantes y legisladores
de obligar a los ciudadanos a considerar estas conductas fuera de natura como aceptables, ofendiendo
así los criterios de una sociedad de calidad. Recuerdo que en décadas pasadas
había en los pueblos y ciudades lugares non
sanctus, llamados “Zona Roja”, ahí se concentraban transexuales, travestis,
prostitutas, lesbianas, homosexuales y muchos varones principalmente jóvenes
que acudían a divertirse.
Lo inadmisible es la
imposición, se salieron del claustro y ahora exigen derechos imposibles de
otorgar, lo triste es que para conseguir adeptos engañan, simulan una vida
llena de felicidad que no es real. Yo me pregunto: ¿Cómo es posible que esta
minoría haya conseguido que el
presidente Obama y muchos legisladores los protejan?. Obvio que detrás de este
movimiento mundial LGBT, hay una fuerza empresarial macroeconómica que desea
destruir a las masas; la epidemia sembrada del SIDA no lo logró, las
guerras tampoco; su último recurso son
los asesinatos pasionales y la escasa o casi nula natalidad. La violencia se ha
detonado… ¡God Bless América!…
Por Antonieta B. de De
Hoyos
julio 3/15
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