viernes, 6 de marzo de 2015


¡Mamá, no puedo parar..!

Una niña agobiada y desconcertada le dice a su madre, que no puede parar los pensamientos que entran en su cabeza, y resulta muy significativo el hecho de que la niña siente que los pensamientos le llegan de fuera, ni  siquiera los piensa ella. No es su imaginación son las miles de escenas que se han quedado grabadas en su mente infantil.  Este es un artículo que leí en Kidsandteensonline y me pareció interesante compartirlo.

De acuerdo a varias investigaciones, ésta es una situación que se está repitiendo en millones de niños (as) que están siendo sobre estimulados. Se calcula que es la generación más estimulada de toda la historia de la humanidad, porque hasta hace apenas 50 años los incentivos que los niños recibían del exterior eran muy limitados y moderados, comparados con los que hoy están recibiendo. Antes eran ideas que procedían de familiares y amigos, de las pocas horas a la semana que veían televisión o escuchaban la radio.

Ahora un chico de diez años ha recibido muchísima más información, que cualquiera de los hombres que han pasado por aquí en los últimos 40.000 años. El niño ve imágenes de tiranosaurios corriendo por un bosque, cuando hasta hace un siglo ni siquiera se sabía que existían, conoce peces, animales e insectos de todo el mundo, vídeos grabados en la superficie de Marte por un robot, secuencias reales del corazón bombeando sangre, cosas con las que ningún sabio de la antigüedad soñó, y muchísima información difícil de manejar a tan corta edad. Estímulos dirigidos a todos sus sentidos: sintetizadores, sonidos, ritmos nunca antes escuchados, alimentos procedentes de los cinco continentes. Para colmo, un alto porcentaje de los adultos se empeñan en “enriquecer” estos estímulos,  llenándole su tiempo libre  con múltiples actividades extra escolares, además de las violentas caricaturas, estridentes partidas de videojuegos en 3D y todo tipo de aplicaciones en sus celulares  y tabletas.

Psicólogos, pedagogos y médicos, advirtieron sobre cómo la estimulación temprana influye en el proceso de aprendizaje, pero también indicaron, que el entrenamiento en tareas demasiado complejas antes de que el niño alcance su madurez,  puede de forma permanente atrofiar esa capacidad a lo largo de su vida. El problema es la  temida “tolerancia” que comparan con la tolerancia, que se produce en la ingestión de sustancias sintéticas. Es decir, el organismo se acostumbra y llega el momento en el que pide más, es entonces cuando se buscan mayores estímulos. Los niños que viven este efecto se insensibilizan al entorno, se vuelven hiperactivos o desmotivados, a la vez que su imaginación y creatividad disminuye. Tienen dificultad para centrarse en una misma actividad y sienten que sus pensamientos se atropellan dentro de sus cabezas.

El éxito de la película “Las cincuenta sombras de grey” es la respuesta a la sobre estimulación sexual que muchos jóvenes y adultos  están  recibiendo. ¿Cómo se puede parar? Buscando espacios de sana convivencia familiar, alejándose de la enajenante tecnología y retomando el gozo del silencio para que descanse el alma.

Antonieta B. de De Hoyos.                            Marzo 7/15

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