martes, 28 de enero de 2020



La dificultad es  la mejor manera de aprender. 
Tenemos plena conciencia de que la vida se inicia con una lucha y el mejor ejemplo es el nacimiento de un bebé cuando se ve obligado, a abandonar la seguridad que disfruta en el vientre materno para iniciar su propio destino.
Pero, ¿Por qué se presentan estas dolorosas experiencias? Pues porque está escrito que es la única manera en la que recibimos múltiples beneficios, por ejemplo: nuestro carácter se moldea y el espíritu se fortalece, cualidades que nos hacen mejores personas.
Imposible cerrar los ojos y negarnos a la  realidad, sabemos que nuestra existencia está llena de dificultades y que si nos descuidamos, estas contrariedades son capaces  de paralizarnos y hacer que todo a nuestro alrededor se oscurezca.
Es en ese trance que debemos mirar hacia adelante y agradecer las bendiciones recibidas a la vez que luchamos por olvidar los malos recuerdos. Nunca se debe huir de los problemas, mucho menos acobardarse cuando están a punto de llegar. Aquí lo mejor es pedir a Dios con fervor, que ilumine nuestra mente para superarlos.
Si estamos  tan desesperados y creemos que hemos llegado al límite, es indispensable armarse de paciencia porque es la llave de la esperanza. El lado bueno que tienen las dificultades es que nos sacan de la rutina, de la comodidad, del letargo, del ajetreo y de la frivolidad de la vida moderna. Al aprovechar estas valiosas experiencias nos damos cuenta de lo que significa adentrarse en la maravillosa dimensión espiritual, que es más profunda y verdadera.
Cuando se siente el poder de Dios, apreciamos la forma cómo nos saca adelante de situaciones verdaderamente difíciles, en esos momentos nuestra fe se fortalece y nuestra esperanza se renueva. 
Cada problema, revés, castigo o dolor nos moldea para ser mejores, Dios siempre quiere que tengamos una vida feliz y productiva, para que seamos  ejemplo de la vida buena y de esa manera influir en los demás.
Las dificultades enriquecen nuestra vida personal, por eso no hay que  tenerles miedo. Para todos los problemas sean emocionales, profesionales o familiares siempre hay una solución.
Abrir la mente a otros proyectos, salir a caminar, a tomar un café, disfrutar de un baño relajante, leer un libro, ir al cine, jugar póker. Lo esencial es alejar los pensamientos negativos para permitir que la mente funcione.  
Es muy provechoso mirar con atención toda clase de experiencias, buenas, malas, alegres o tristes, porque ese es el mejor método para aprender y alcanzar la excelencia.
Antonieta B. de De Hoyos                              1/29/20

No hay comentarios: