miércoles, 22 de enero de 2020


¡Estoy que exploto!
-Se llevó las manos a la cabeza y con una mirada profunda y un rostro desencajado dijo: “La verdad es que estoy que exploto y casi quisiera matarlo si pudiera. Mi enojo es increíblemente grande y luego de explotar, tengo que ir a pedirle perdón a Dios, porque sé que no me debo enojar”. Entonces el sacerdote le dijo: ¿Y por qué no te debes enojar? Ella lo miró incrédula, como si lo  escuchado hubiera sido un disparate. -Pues porque es pecado y Dios no quiere que yo me enoje. Él le contestó, ¿Estás segura de lo que acabas de decir?
Como seres humanos somos débiles y es fácil que sintamos disgusto en diferentes ocasiones, en esos momentos lo importante es que conozcamos lo que nos ayuda a superar el enojo cuando es mucho más que un simple berrinche.
En el matrimonio y en la vida diaria es muy difícil estar de acuerdo siempre, son realmente raras las personas que lo logran de acuerdo a sus temperamentos. Todos tenemos diferente desarrollo físico y mental,  diferente crianza, diferentes estímulos.
Lo principal es que aprovechemos esa oportunidad para poner a trabajar nuestra inteligencia, haciendo uso inmediato de las experiencias pasadas y de nuestra valiosa intuición, para manejar con acierto el problema.
Aun hoy, a pesar de que muchas personas continúan sin aceptarlo, lo primero que debemos hacer es despertar nuestra espiritualidad, con el propósito de evitar a como dé lugar que la mente se llene de rencor, es en esos precisos instantes cuando hay que  buscar el apoyo de Dios, solo así estaremos dispuestos a dar o, a recibir perdón.
Visto desde el plano humano, el enojo en si no es malo es tan solo una forma de expresar la emoción que sentimos. Pero no olvidemos que las emociones bien encauzadas son un regalo de Dios con el fin de que la humanidad, continúe en movimiento.
La peor enfermedad dentro de las relaciones de parejas o personales es el enojo sin resolver, son esos pequeños y grandes disgustos el motivo por el que aumentan los divorcios, se distancian amigos y familiares y lo peor es que las cifras de asesinatos y suicidios se elevan,  todo por el simple hecho de no saber cómo manejar estas decepciones internas.
Es el enojo mal encauzado el que conduce a la gente al aislamiento, el enojo congela el amor hasta matarlo. El mejor remedio para retomar una buena relación es el perdón de corazón, este tiene el poder de renovar los más bellos sentimientos y de regresar el calor a los hogares.
Cuando la persona grita, se exalta y maldice, lo mejor es salir a caminar y pensar con detenimiento en el dolor que con su conducta está causando a su pareja, a su familia y a sí mismo. Después de la tormenta siempre llega la calma, espera un poco y regresa con el más ferviente deseo de volver amar, perdonar y perdonarte.   
Antonieta B. de De Hoyos.                                    1/ 22/20

No hay comentarios: