miércoles, 8 de enero de 2020


¡Dios sana la depresión!
En la actualidad la depresión es sin duda uno de los problemas más comunes, desafortunadamente la tasa de suicidios se ha incrementado sin importar edad ni sexo, los médicos han llegado a nombrarla como el resfriado común de las enfermedades emocionales. El diccionario la define como un sentimiento de desesperanza extrema, todo se siente perdido, ya nada se puede hacer. Pero lo que de verdad debe preocuparnos es que todos estemos expuestos a ella.
Entonces, ¿Cuál es el remedio de Dios para curar la depresión?
En primer lugar reconocer que no es un pecado es tan solo un síntoma, es como un foquito de advertencia, lo importante es dar solución al problema que está  en el interior  de la persona, aceptar que algo anda mal y que la salud está quebrantada.
El remedio de Dios incluye descanso, alimentación y relajación. Es fundamental la salud del cuerpo en el control de las emociones por eso hay que descansar, comer sano y hacer ejercicio diario.  
Expresar los sentimientos, decir no al fracaso y una buena confesión ayuda mucho, ya que por mal que nos vaya nunca debemos dejar de comunicarnos con Dios. Urge decirle  cómo nos sentimos y alejar lo negativo.
Por supuesto que Dios nunca prometió que esta vida sería fácil, pero si nos prometió que estaría siempre con nosotros en los momentos de dolor. Él es el mejor antidepresivo.
Orientemos nuestra vida, eliminemos la autocompasión, sirvamos a quien nos necesite, de ese modo veremos las cosas de otro color, busquemos un amigo que nos aliente la amistad es para aliviar las cargas del otro.
Dos veces en mi vida he sufrido de depresión en un intervalo de diez años. En mi primera y difícil experiencia tomé antidepresivos por dos meses, después decidí suspenderlos y entregarme a la oración. Cada vez que sentía esa sensación de vacío, de soledad, de impotencia, tomaba mi rosario y rezaba con devoción, así fue como me recuperé. La segunda ocasión ya convertida en adulto mayor, con medicina naturista y mi rosario en la mano de nuevo la vencí.
Hoy me siento feliz, acepto la vida como venga y ruego a Dios por su protección para todos los que amo y para mí de manera especial. Sé que llegarán esos tiempos dificultosos  que solos no podemos superar, lo maravilloso es que siempre contamos con Él para continuar.
Antonieta B. de De Hoyos                                   1/8/20

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