Como debe ser una homilía.
La homilía es lo que
comúnmente conocemos, como el sermón que dice el sacerdote después de leer el
Evangelio del día; aunque siendo sinceros hay ocasiones en que la plática del
padre resulta aburrida, tediosa, repetitiva, incomprensible y también larga.
El Santo Padre, el Papa
Francisco se ha dado cuenta de esto, por eso recomienda un sermón corto, que
dure un promedio de quince minutos.
Lo cierto es que dar una
conferencia corta, amerita mucho esfuerzo y preparación con anterioridad, no es
nada fácil elaborarla mucho menos una homilía, que es la que sirve para valorar
la cercanía y encuentro del pastor con sus feligreses, por eso es preciso evitar
que los asistentes sufran al verse obligados a escuchar.
El Papa Francisco pide
que se respete la Palabra de Dios, pero que al mismo tiempo éste sermón se
relacione y ejemplifique con la vida cotidiana.
Por supuesto que hay
temas que exigen mayor investigación y duración, como en una catequesis, en los
encuentros, foros, programas radiales o televisivos.
En esta predicación, no
se mencionan puntos de vista personales para no confundir o dividir a la
audiencia. Se respeta la libertad de las personas y se reafirma, que la gracia
de Dios jamás se impone a nadie. El
anuncio del evangelio siempre será una propuesta de Jesús: “si quieres, ven y
sígueme”.
Cada semana los
sacerdotes se reúnen para orar, reflexionar sobre la Palabra de Dios y preparar
las homilías de la semana o del mes. El concepto ético y canónico que mantiene la diferencia entre
el pecado y el pecador sigue vigente, en él se confirma sancionar el pecado pero
ser misericordioso con el pecador, que tiene la posibilidad de convertirse.
Esta recomendación apoya
a todas las personas a no juzgar ni condenar a nadie, sino todo lo contrario,
acompañarlo y acogerlo como buen cristiano.
El pastor de la iglesia
local, debe invitar a los feligreses a que fortalezcan su amor a Jesucristo y
su lealtad a la Iglesia, invitándolos a que se acerquen a la comunión y conserven una buena relación con el sacerdote,
pues solo así, guiados por los preceptos de la iglesia, de los concilios y de las
enseñanzas del Papa Francisco, podremos caminar unidos hacia la eternidad.
Hoy los feligreses
están mejor preparados tanto en los conocimientos mundanos como en los religiosos,
por eso es muy importante que el sacerdote perciba el estado de ánimo de cada
uno de ellos y con esa sensibilidad lleve a cabo su predicación.
La misa es un acto
relevante para todos los cristianos, son los minutos culminantes en el que se
conjugan emociones y sentimientos.
Para mí siempre ha sido una valiosísima experiencia el gozar en ese momento el más
maravilloso de los encuentros; cierro mis ojos y de rodillas, siento como mi espíritu
se fortalece y mi fe se acrecienta, para salir renovada al bullicio del mundo, a
vivir una vida tranquila saturada de
fraternidad.
Antonieta B. de De
Hoyos 7/31/19
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