Siete cosas que puedo
hacer por ti.
La depresión es un monstruo agotador contra el que hay luchar,
es tan dañina que mina física y emocionalmente, en ocasiones hasta denigra. Lo triste
es que quién la padece piensa que nadie en el mundo puede entender de verdad, lo
que le pasa.
Cuando leí este
artículo recordé preocupada, los casos de varias jovencitas de la edad de mi
nieta que la padecen, por esa razón me apresuré a compartirlo.
Por supuesto que no es
fácil superar la depresión, como tampoco es bueno padecerla en soledad. Gracias a Dios siempre hay gente buena que ofrece
su ayuda por eso, no está de más iniciar este bello apostolado memorizando las
siguientes frases:
"Estoy aquí para
lo que necesites".- Dile que estás ahí para lo que se le ofrezca, en estos cruciales momentos este sencillo acto
de bondad, es sumamente apreciado.
"No estás
solo".- Hazle ver que en nada beneficia el aislarse y recuérdale que nada
es para siempre, que todo pasa y esto también pasará.
"No es tu
culpa".-Repítele hasta el cansancio que la depresión no es culpa suya, que
solo está sufriendo un desajuste en su salud. Pregúntale con sutileza cuál es
el motivo de su tristeza profunda, porque nadie elige estar así.
"Iré contigo".-
Esfuérzate por estar en sus sesiones de
terapia y consultas médicas, la cura no llega de la noche a la mañana, el
tratamiento es largo, lento, dura hasta que el paciente pueda ver la luz al
final del túnel.
"¿Qué puedo hacer
por ti?".- Acompáñale en sus paseos matinales o vespertinos, siéntate
a su lado sin prisas, demuéstrale tu amor con acciones y dile que deseas con
toda tu alma que se recupere pronto. Anímale con relatos, lecturas o una
conversación amena que le haga reír, para que mantenga su equilibrio emocional,
asegúrate que duerma bien, que se alimente a sus horas, que haga ejercicio;
caminatas, bicicleta o natación y que socialice, si lo crees prudente insiste
en que se reúna de vez en cuando con amigos o familiares.
"Cuáles son tus
pensamientos".-Pregúntale que está pensando, hay que descartar todo lo que se relacione con la muerte. La
depresión puede ser una enfermedad mortal, existe el peligro, por eso es necesario
acercarse con compasión para normalizar sus pensamientos, el suicidio nunca debe
ser una opción.
“Nada”.-Tu sola
presencia suele ser suficiente, es un acto de misericordia que Dios premia
enormemente. Prométele a esa persona que jamás le dejarás, que siempre estarás ahí
para ayudarle. Es una tarea ardua pero vital para que recobre su salud.
La globalización de las
ideas ha invadido al mundo entero a
través del internet, donde se promueve una vida loca sin responsabilidad ni
visión futura, el bien y el mal, la
ética y la fe se confunden, los jóvenes y los inexpertos no saben qué
hacer y prefieren hundirse en sus pensamientos.
Orar, rezar, sentir la
presencia de Dios, saber que Él está ahí, es la mejor medicina para combatir la
depresión.
Antonieta B. de De
Hoyos 5/ 22/ 19.
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