miércoles, 22 de mayo de 2019


Siete cosas que puedo hacer por ti.
La depresión  es un monstruo agotador contra el que hay luchar, es tan dañina que mina física y emocionalmente, en ocasiones hasta denigra. Lo triste es que quién la padece piensa que nadie en el mundo puede entender de verdad, lo que le pasa.
Cuando leí este artículo recordé preocupada, los casos de varias jovencitas de la edad de mi nieta que la padecen, por esa razón me apresuré a compartirlo.
Por supuesto que no es fácil superar la depresión, como tampoco es bueno padecerla en soledad.  Gracias a Dios siempre hay gente buena que ofrece su ayuda por eso, no está de más iniciar este bello apostolado memorizando las siguientes frases:
"Estoy aquí para lo que necesites".- Dile que estás ahí para lo que se le ofrezca, en  estos cruciales momentos este sencillo acto de bondad, es sumamente apreciado.   
"No estás solo".- Hazle ver que en nada beneficia el aislarse y recuérdale que nada es para siempre, que todo pasa y esto también pasará.
"No es tu culpa".-Repítele hasta el cansancio que la depresión no es culpa suya, que solo está sufriendo un desajuste en su salud. Pregúntale con sutileza cuál es el motivo de su tristeza profunda, porque nadie elige estar así.
"Iré contigo".- Esfuérzate  por estar en sus sesiones de terapia y consultas médicas, la cura no llega de la noche a la mañana, el tratamiento es largo, lento, dura hasta que el paciente pueda ver la luz al final del túnel.
"¿Qué puedo hacer por ti?".- Acompáñale  en  sus paseos matinales o vespertinos, siéntate a su lado sin prisas, demuéstrale tu amor con acciones y dile que deseas con toda tu alma que se recupere pronto. Anímale con relatos, lecturas o una conversación amena que le haga reír, para que mantenga su equilibrio emocional, asegúrate que duerma bien, que se alimente a sus horas, que haga ejercicio; caminatas, bicicleta o natación y que socialice, si lo crees prudente insiste en que se reúna de vez en cuando con amigos o familiares.
"Cuáles son tus pensamientos".-Pregúntale que está pensando, hay que descartar  todo lo que se relacione con la muerte. La depresión puede ser una enfermedad mortal, existe el peligro, por eso es necesario acercarse con compasión para normalizar sus pensamientos, el suicidio nunca debe ser una opción.
“Nada”.-Tu sola presencia suele ser suficiente, es un acto de misericordia que Dios premia enormemente. Prométele a esa persona que jamás le dejarás, que siempre estarás ahí para ayudarle. Es una tarea ardua pero vital para que recobre su salud.
La globalización de las ideas ha invadido al mundo entero  a través del internet, donde se promueve una vida loca sin responsabilidad ni visión futura, el bien y el mal, la  ética y la fe se confunden, los jóvenes y los inexpertos no saben qué hacer y prefieren hundirse en sus pensamientos.
Orar, rezar, sentir la presencia de Dios, saber que Él está ahí, es la mejor medicina para combatir la depresión.
Antonieta B. de De Hoyos                       5/ 22/ 19.

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