miércoles, 15 de mayo de 2019


No llores, cámbiate de lugar.
“Cuando la vida te presente motivos para llorar, muévete de lugar”. Este consejo me pareció bastante útil como para ponerlo en práctica, porque somos muchos los que muy seguido nos desilusionamos, de esa gente a la que hemos servido con amor y que no nos  responde como esperábamos.
Es en esos momentos críticos que llegan a nuestro corazón y a nuestra mente, sentimientos encontrados de rabia, dolor, tristeza, pero sobre todo una gran frustración.
Hace unos días leí una pequeña historia que me gustó mucho y que hoy me sirve para ilustrar esta penosa experiencia tan común en cualquier época de nuestra vida.    
“Cuentan que cierto día un maestro oriental vio como un alacrán se estaba ahogando y presuroso se acercó decidido a sacarlo del agua. Pero en cuanto lo hizo el alacrán lo picó. Al sentir el dolor el maestro soltó al animal que cayó de nuevo al agua, con el grave  riesgo de ahogarse. El maestro intentó sacarlo otra vez y de nuevo el alacrán lo picó. Un hombre que lo observaba se le acercó y le dijo: Perdone maestro, ¡pero como es usted terco!  ¿No se da cuenta que cada vez que intente sacarlo del agua el alacrán lo picará? El maestro le respondió: La naturaleza del alacrán es picar, él no va a cambiar su forma de ser pero tampoco cambiará la mía, que es ayudar a mis semejantes. Entonces el maestro tomó una ramita y sacó al animalito del agua y le salvó la vida.
Imposible y además inútil. el tratar de cambiar la naturaleza de las personas con las que convivimos: el  esposo (a), los hijos y demás familia, amistades y compañeros de trabajo, seres que para nuestra desgracia son malhumorados, groseros, agresivos, hasta despreciativos y que para colmo pagan los favores recibidos con ofensas.
Decía mi abuela que “donde te criaste te quedaste” por esa razón nunca podremos cambiar la deficiente educación infantil, solo ellos con su propio esfuerzo podrán lograrlo.  
Pero lo que si podemos hacer, es tomar distancia y las debidas precauciones cada vez que nos veamos en la necesidad de relacionarnos, lo importante es aceptar con serenidad que es un ambiente dañino, que amerita cambiarnos de lugar.
No se trata de abandonar o dejar  de ayudar y de servir, mucho menos cuando esa persona se encuentra enferma, ahí lo más recomendable es ser cauto, prudente, pues de antemano ya conocemos sus reacciones.
Protejamos nuestra salud física y mental, no aceptemos la basura de otros. Si te es posible aléjate cuando no seas indispensable, protege tu alma, ora a Dios por ti y por ellos, el poder de la oración es infinito. 
Cada quien es responsable de sus actos y de sus consecuencias. Si te maltratan retírate, muévete de lugar y continúa tu servicio con amor sin esperar nada a cambio, pero jamás te doblegues ante las injusticias.  
Antonieta B. de De Hoyos                                5/18 /19                                    

No hay comentarios: