No llores, cámbiate de
lugar.
“Cuando la vida te
presente motivos para llorar, muévete de lugar”. Este consejo me pareció
bastante útil como para ponerlo en práctica, porque somos muchos los que muy
seguido nos desilusionamos, de esa gente a la que hemos servido con amor y que no
nos responde como esperábamos.
Es en esos momentos críticos
que llegan a nuestro corazón y a nuestra mente, sentimientos encontrados de rabia,
dolor, tristeza, pero sobre todo una gran frustración.
Hace unos días leí una
pequeña historia que me gustó mucho y que hoy me sirve para ilustrar esta penosa
experiencia tan común en cualquier época de nuestra vida.
“Cuentan que cierto día
un maestro oriental vio como un alacrán se estaba ahogando y presuroso se
acercó decidido a sacarlo del agua. Pero en cuanto lo hizo el alacrán lo picó. Al
sentir el dolor el maestro soltó al animal que cayó de nuevo al agua, con el grave riesgo de ahogarse. El maestro intentó
sacarlo otra vez y de nuevo el alacrán lo picó. Un hombre que lo observaba se
le acercó y le dijo: Perdone maestro, ¡pero como es usted terco! ¿No se da cuenta que cada vez que intente
sacarlo del agua el alacrán lo picará? El maestro le respondió: La naturaleza
del alacrán es picar, él no va a cambiar su forma de ser pero tampoco cambiará la
mía, que es ayudar a mis semejantes. Entonces el maestro tomó una ramita y sacó
al animalito del agua y le salvó la vida.
Imposible y además inútil.
el tratar de cambiar la naturaleza de las personas con las que convivimos: el esposo (a), los hijos y demás familia,
amistades y compañeros de trabajo, seres que para nuestra desgracia son malhumorados,
groseros, agresivos, hasta despreciativos y que para colmo pagan los favores recibidos
con ofensas.
Decía mi abuela que “donde
te criaste te quedaste” por esa razón nunca podremos cambiar la deficiente
educación infantil, solo ellos con su propio esfuerzo podrán lograrlo.
Pero lo que si podemos
hacer, es tomar distancia y las debidas precauciones cada vez que nos veamos en
la necesidad de relacionarnos, lo importante es aceptar con serenidad que es un
ambiente dañino, que amerita cambiarnos de lugar.
No se trata de
abandonar o dejar de ayudar y de servir,
mucho menos cuando esa persona se encuentra enferma, ahí lo más recomendable es
ser cauto, prudente, pues de antemano ya conocemos sus reacciones.
Protejamos nuestra
salud física y mental, no aceptemos la basura de otros. Si te es posible
aléjate cuando no seas indispensable, protege tu alma, ora a Dios por ti y por
ellos, el poder de la oración es infinito.
Cada quien es
responsable de sus actos y de sus consecuencias. Si te maltratan retírate, muévete
de lugar y continúa tu servicio con amor sin esperar nada a cambio, pero jamás te
doblegues ante las injusticias.
Antonieta B. de De
Hoyos 5/18 /19
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