miércoles, 9 de enero de 2019


Mi único propósito será… ¡Ser feliz!
La vida siempre es buena, pero algunos nos la complicamos al tener una idea equivocada o diferente de ella, en lo que si podríamos estar de acuerdo es en nuestra búsqueda constante del amor, algo tan sencillo pero a la vez tan difícil de comprender.
En la actualidad, el ser humano cuenta con múltiples habilidades y con una cantidad enorme de tecnología a su servicio, sin embargo aún no logra inventar algo que le ayude a sonreír. El querer y el tener, impulsan a la humanidad hacia grandes descubrimientos pero también a la ambición, al lujo y a la prepotencia, llegando incluso a convertirse estos en deseos ilimitados que destruyen.
Es muy raro que nos conformemos con algo, casi siempre queremos más de todo: amor, comodidad, poder, éxito. Lo triste es que aunque las nuevas generaciones son cada vez más cultas, ignoran casi por completo las más elementales reglas de cortesía. Poseen infinidad de conocimientos, pero no saben que la felicidad se encuentra en vivir la vida con sencillez.  
Que lamentable es ver cómo miles de personas de todos los estratos sociales, desperdician su existencia en los vicios del juego y la bebida, lo peor es que cada vez sean más, las familias desintegradas o en bancarrota.
Animemos a los menores  a disfrutar lo que la vida les ofrezca, porque esa es la única manera en la que podrán lucir en su rostro la mejor de las sonrisas. Cuando todos en general logremos ver con beneplácito lo que somos y lo que tenemos, seremos felices.  
Ha llegado el momento de dejar de pensar en ese sueño colectivo que obsesiona a la sociedad, basta ya de sufrir internamente por no poder alcanzar las metas de otros, por no ser como otros, por no tener lo que tienen otros, por no vivir como otros.  Es necesario dejar de escuchar lo que los medios de comunicación definen como éxito personal y aprender a vivir y a morir cada quien a su manera.
La vida dentro de su problemática nos ofrece la oportunidad de ser felices, siempre y cuando sepamos vivir con sencillez y agradecidos a Dios, por ser Él quien nos da todo. Cuando nos atrevamos a vivir en la sencillez, dejando de lado la presunción y la apariencia, es cuando empezamos a gozar de la verdadera felicidad.
Pero no confundamos. Sencillez no significa dejar de luchar por ser mejor persona, ni  de abandonar las metas trazadas, mucho menos de dejar de ayudar al necesitado. Todo lo contrario es en esa sencillez cuando nuestra calidad de vida se eleva.
Dios es bueno y nos bendice, alégrate de tener vida y salud y si acaso, en algún momento inesperado llegara la adversidad, estemos seguros de que con la energía divina recibida seguiremos adelante.
Nuestro único y gran propósito de hoy será…! Ser feliz! para que mañana con serenidad recibamos lo que el nuevo amanecer nos depare.  
Antonieta B. de De Hoyos                    1/ 9/19.

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