domingo, 13 de mayo de 2018


Amar la soledad.
Antonieta B. de De Hoyos                                      5/12 /18.
   A un buen número de personas en ocasiones nos encanta disfrutar de la soledad, a pesar de que todavía nuestra sociedad no le dé la importancia que se merece. La mayoría ignora su auténtico significado de amor por la vida y piensan que, quienes la practican son personas  frías.
   A través de los años en lo personal, cada vez que he preferido quedarme en casa para  disfrutar de mi soledad, no ha faltado quien me tilde de amargada. ¿Por qué la gente le teme a la soledad? La verdad es que somos pocos los que encontramos compañía con uno mismo.
   A la soledad se le ha etiquetado de tal manera, que todos quieren evitarla y si les es posible se alejan de los que la ponderan y practican. Lo que no saben es que, el estar solos en nuestra propia compañía es un signo de madurez, inteligencia emocional y un nivel elevado de amor por nuestra persona, misión de vida a la que aspiramos llegar como seres humanos.
   Estar solo es estar contigo, es ser sincero, porque se necesita de mucho valor para enfrentarte a ti mismo, a tus miedos, a los temores que se originan en la soledad. Y dependiendo de la forma en que los manejemos, podemos volvernos mejores personas.
   He leído, que todo  aquel que es capaz de convivir con la soledad y escuchar su corazón, es dueño de su libertad emocional. En este siglo caótico, donde todos tratan de estar afuera, en el ruido en la algarabía; ser libre emocionalmente es un tesoro y vivir con estas características, el más preciado de los bienes. Los que disfrutan de su soledad se respetan a sí mismos y a los que aman, valoran el silencio y saben que decir y cuando callar.
   Cuando amas la soledad te conviertes en mejor pareja, porque la soledad permite ese espacio tan valorado por muchos y tan demandado por otros. A los que nos gusta y necesitamos pasar tiempo con nosotros mismos, nos permite conocernos mejor.
   La soledad nos conecta con nuestra esencia, con la mejor versión de nosotros mismos, la soledad nos muestra que existen cosas más importantes y que no somos el centro del universo. Estar solos permite entender y aceptar la vida como tal para sentirse mejor, aprendemos que nada es para siempre, ni el éxito ni el fracaso, una persona que ama pasar tiempo consigo mismo, regala espacio por donde va.
   La soledad elegida es realmente bella, porque cuando nos alejamos del ruido social disfrutamos el tiempo a plenitud, espacio que depende únicamente de nosotros mismos.
“El hombre que quiere contemplar frente a frente la gloria de Dios en la tierra, debe contemplar esta gloria en la soledad”. -Edgar Allan Poe-

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