martes, 2 de enero de 2018


¿Por qué los reyes magos regalaron oro, incienso y mirra?
                                                                           Por Antonieta B. de De Hoyos 1/6/18
      Más allá del valor material, los presentes entregados al niño Jesús englobaban conceptos y rituales como la divinidad, la pureza o la mortalidad. Se acerca una de las fechas más deseadas por los niños, el 6 de enero, día en que muchos pequeños brincan de la cama en cuanto abren los ojos, para ver qué obsequios han dejado los Reyes Magos. Esta celebración no pierde su esplendor con el paso de los años, a pesar de que su origen y carácter es cristiano, ya que en el Día de Reyes se festeja la llegada de visitantes con regalos a Jesús.
   "Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo: “¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el oriente, y venimos a adorarle". San Mateo el Evangelista continúa con su relato; "Al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra". Pero, ¿por qué esos regalos? ¿Cuáles son sus significados?
    Oro: Baltasar entregó el preciado metal a Jesús por ser considerado el “Rey de Reyes”, ya que el oro es un presente regio, que se destinaba a monarcas y altos dignatarios, también simboliza la pureza, ya que no se altera ni se corrompe.
    Incienso: Gaspar lo obsequió al Mesías, porque es el resultado de la suma de resinas aromáticas vegetales y aceites esenciales, que al quemarse desprenden un humo perfumado. Solo por tratarse del hijo de Dios, ya que a las divinidades se les rendía culto quemando incienso. Simboliza el desarrollo de la conciencia y la purificación que va más allá de los apetitos cotidianos.
    Mirra: Melchor llevó una resina que segrega un árbol que crece al noreste de África en Arabia y Turquía, es aromática y contiene varias propiedades medicinales, aunque también se utilizaba como ungüento para embalsamar a los muertos. Algunas hipótesis señalan su mortalidad como hombre.
    De cualquier forma, a mí me encantan las tradiciones y mucho más si son cristianas, ojalá nunca las olvidemos, porque aunque muchos no las acepten son estas las que elevan el espíritu y nos acercan a la divinidad.
    Lo trascendente, es narrarlas a los niños, no nos limitemos a degustar la deliciosa rosca con chocolate, esperando encontrarnos dentro al niñito. Los peques agradecen en esa fecha, dulces y juguetes. Gocemos en familia esos instantes en los que la magia del relato, nos conduce a ser mejores personas.

    Oro, incienso y mirra. Pureza de corazón, aroma de una vida cristiana y sabiduría; son los dones celestiales que requerimos para no temer el paso a la eternidad. 

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