miércoles, 4 de octubre de 2017

Las Siete Reglas del Gallo.  
Por Antonieta B. de De Hoyos.  10/7 /17   
                                                                                                             
   Hoy, es uno de esos días en los que te sientes feliz sin saber por qué, por eso al sentarme frente a mi computadora, me encontré con este artículo que me hizo sonreír aún más.
   Comienza enfatizando que nunca debemos de decir que no servimos para nada, primera frase que me fascinó, porque todos debemos estar convencidos de que para Dios todos servimos, aunque no sea siempre para lo mismo. Por eso, si Dios empleó a un simple gallo para recuperar a un misionero como Pedro, con mayor razón puede usar a cualquiera de sus criaturas, incluidos nosotros para lo que necesite. Pero lo que más me  sorprendió, es que en este pequeño artículo se refiriera únicamente a siete reglas y que éstas se le  adjudicaran  a un gallo:
  Regla número uno.- El gallo se levanta bastante temprano, lleno de optimismo y de inmediato realiza la tarea que Dios le ha confiado…cantar.
  Regla numero dos.- El gallo no se niega a cantar porque existan ruiseñores o mejores trinos en otros picos, hace lo que puede con lo que mejor sabe.
  Regla número tres.- El gallo, sigue cantando, a pesar de que nadie le eche porras ni se lo agradezca. De vez en cuando pasa algún zapato volando por sobre su cabeza, enviado seguramente por algún trasnochador, pero eso no lo mortifica, porque reconoce que aun- que no es de su agrado, lo recibe como una gran enseñanza…“no esperar nada de  nadie”.
  Regla número cuatro.- El gallo despierta a los que duermen, lo que convierte a su tarea poco aceptable, pero sí muy necesaria.
  Regla número cinco.- El gallo da buenas noticias y la mejor es que está a punto de amanecer, precisamente cuando Dios ofrece a los que se despiertan, un nuevo día por estrenar, saturado de maravillosas oportunidades.
  Regla número seis.- El gallo es leal, cumple su tarea con fidelidad, se puede contar con él siempre, hasta en los días nublados es un excelente guardián de las horas.
  Regla número siete.- El gallo jamás se queja de tener que hacer siempre lo mismo, sabe  cambiar los tonos de su canto para no caer en la rutina, por supuesto que no espera que lo feliciten o que alguien tome en cuenta su presencia, el lleva la satisfacción del deber cumplido en su corazón, porque sabe, está completamente seguro de que todo lo que haga, si lo hace con amor, será una ofrenda para Dios y no para los hombres.

  Con pequeños arreglos de mi inspiración hice esta adaptación, a uno de tantos bellos y emotivos mensajes cristianos que recibo a diario. Sencilla narración, que nos lleva a una reflexión profunda que puede transformar nuestra cotidianidad. A veces la rutina nos asfixia porque nos olvidamos de que lo que hacemos es para Dios, y que Él siempre nos  lo agradece enviándonos sus bendiciones.  

No hay comentarios: