¡En tiempo de
crisis...!
Por Antonieta B. de De Hoyos marzo
4/17
Tonieta59@yahoo.com.mx
Para nadie es un
secreto que la palabra más escuchada después de iniciado el milenio es “crisis”. Constantemente los diferentes medios
de comunicación, radio, prensa, tele- visión e internet, nos bombardean con la “crisis
financiera, alimentaria, inmobiliaria, ambiental”, pero esa negativa influencia
no termina ahí, también se filtra hasta los hogares en donde se sufren crisis
familiares, divorcios, familias disfuncionales, rebelión de los hijos,
infidelidad, crisis de la personalidad y muchos otras complicaciones.
Lo raro es que en el
pasado y aún ahora, muchas personas salen victoriosas de estas crisis, ¿cómo
es que lo logran?. Antes que nada dejan atrás el miedo al fracaso, y se
adentran en la esperanza de un futuro lleno de éxito.
Desafortunadamente, una
gran mayoría desconoce que a las crisis se les debe enfrentar, y que éstas no duran
para siempre, son tan solo espacios duros que nos sacan de la comodidad, pero
al final dejan grandes aprendizajes.
El miedo y la fe
tienen algo en común, ambos ofrecen un porvenir incierto, ese algo que nos
inquieta a pesar de que aún no ha sucedido. ¿Pero acaso hay alguien que tenga la
vida segura? El miedo, es una emoción negativa, en cambio la fe, es rica en
energía positiva.
Entonces ¿Por qué no
elegimos la fe y evitamos que el miedo arruine nuestra felicidad? La vida
moderna como consecuencia de la globalización, presenta situaciones cada vez más
adversas, por lo que nos vemos obligados a elegir uno de los dos caminos, jamás
se podrá estar en los dos a la vez. Lo mejor es reconocer que nuestro futuro
depende de la voz que escuchemos, porque esa, es la que nos llevará al éxito o al
fracaso.
No dejemos que el miedo
nos paralice, tenemos que echar a andar nuestra imaginación y esforzarnos en ampliar
nuestros conocimientos y habilidades. Alejemos a como dé lugar los pensamientos
pesimistas, no nos auto-limitemos, mucho menos caigamos en pánico, es indispensable
serenarnos, llenarnos de fe y de esperanza.
Ahora ya nada es fácil,
la lucha por la supervivencia se ha tornado peligrosa, ya no podemos darnos el
lujo de despilfarrar agua, alimentos, tiempo ni dinero. Hay que combatir todo lo
que amenace con destruir nuestra vida, salud, matrimonio, familia, negocios y cualquier
cosa que altere nuestro estado de ánimo.
Sin lugar a dudas, la
mejor opción es confiar en Dios, Él es el único que puede darnos la victoria; no
más titubeos, recuerda, que lo que no mata fortalece. Activemos la imaginación y
la creatividad, urge encontrar nuevas ideas y nuevas oportunidades, busquemos espacios
de libertad en los que podamos pensar.
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