La mujer y el medio
ambiente
Por Antonieta B. de De
Hoyos junio 4/16
Esta más que
comprobado, que el sistema capitalista impuesto por los varones, que devalúa,
esclaviza y explota a las mujeres, tanto en su labor dentro de casa, como en el
oficio o profesión que desempeña; es el responsable de las crisis
medioambientales y socioeconómicas que hoy representan el peor desastre en el
planeta. Ese fue el motivo por el que surgió a nivel mundial un nuevo
movimiento llamado “ecofeminismo”, (la ecología y la mujer). Es cierto que la
mujer no siempre ha sido sometida, ya que en la antigüedad hubo épocas en que
se veneraba a diosas, se respetaba a la Madre Tierra, y el matriarcado floreció.
El desastre dio inicio
con la llegada del capitalismo y la explotación masculina, acumulativa y
destructiva contra la mujer. Violencia que incluía a niños, a los más débiles y
a las semillas. ¿A las semillas? Sí, porque cuenta la historia que las
variedades de semillas de los cereales y hortalizas, han sido seleccionadas generación
tras generación, durante miles de años por las mujeres, ellas son las
encargadas de dar vida a la agricultura, lo malo es que desde finales del siglo
pasado, gente perversa ha venido a piratearlas; grandes corporaciones de agro
ingeniería alimentaria como Monsanto, modifican un gen de una
variedad de semilla, la patentan y se apropian de ella. Las semillas pertenecen
al planeta, esta maléfica acción se llama: biopiratería.
Sabemos con certeza,
que el derecho a sembrar en tierras ajenas semillas transgénicas, es apoyada
por los propios gobiernos, a pesar de ser un delito que pone en riesgo la
libertad en el mundo. La pérdida de una importante variedad de semillas
empobrece de manera radical el patrimonio de la humanidad, podríamos regresar a
la esclavitud de antaño, ya que sin esa variedad una plaga acabaría con todo y
nosotros seriamos fácil presa para estas pandillas corporativas.
En algunos países, se
han implementado leyes que protegen de estos abusos a las mujeres y a los
campesinos. En otros, ellas se enfrentan con valentía a una mafia armada de
leyes deformadas; son bravías, audaces, intrépidas, su fuerza les viene de la
tierra misma, tienen el poder de la naturaleza que podrían tener también los
varones, si despertaran y se opusieran a la explotación extranjera que destruye
minerales, vegetales y animales.
Ecofeminismo viene del
griego “oikos” casa, lugar donde el trabajo doméstico significa riqueza y creatividad, por eso el capitalismo
quiere destruirlo. Desde hace más de dos décadas, casi medio millón de
campesinos alrededor del mundo, se han venido suicidando extorsionados
económicamente por los amos de semillas y pesticidas, los transgénicos causan
muchas enfermedades: autismo en los niños, cáncer en la población, es un crimen
contra la Tierra y la Humanidad que no podemos permitir. ¡Tenemos que luchar!
La única esperanza es
la mujer; antes lectora de semillas, ahora lectora del presente y visionaria de
la biocivilización que impondrá en el mundo, fortalecida en las virtudes del
ecofeminismo.
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