miércoles, 1 de junio de 2016

La mujer y el medio ambiente
Por Antonieta B. de De Hoyos       junio 4/16
Esta más que comprobado, que el sistema capitalista impuesto por los varones, que devalúa, esclaviza y explota a las mujeres, tanto en su labor dentro de casa, como en el oficio o profesión que desempeña; es el responsable de las crisis medioambientales y socioeconómicas que hoy representan el peor desastre en el planeta. Ese fue el motivo por el que surgió a nivel mundial un nuevo movimiento llamado “ecofeminismo”, (la ecología y la mujer). Es cierto que la mujer no siempre ha sido sometida, ya que en la antigüedad hubo épocas en que se veneraba a diosas, se respetaba a la Madre Tierra, y el matriarcado  floreció.
El desastre dio inicio con la llegada del capitalismo y la explotación masculina, acumulativa y destructiva contra la mujer. Violencia que incluía a niños, a los más débiles y a las semillas. ¿A las semillas? Sí, porque cuenta la historia que las variedades de semillas de los cereales y hortalizas, han sido seleccionadas generación tras generación, durante miles de años por las mujeres, ellas son las encargadas de dar vida a la agricultura, lo malo es que desde finales del siglo pasado, gente perversa ha venido a piratearlas; grandes corporaciones de agro ingeniería alimentaria como Monsanto, modifican un gen de una variedad de semilla, la patentan y se apropian de ella. Las semillas pertenecen al planeta, esta maléfica acción se llama: biopiratería.
Sabemos con certeza, que el derecho a sembrar en tierras ajenas semillas transgénicas, es apoyada por los propios gobiernos, a pesar de ser un delito que pone en riesgo la libertad en el mundo. La pérdida de una importante variedad de semillas empobrece de manera radical el patrimonio de la humanidad, podríamos regresar a la esclavitud de antaño, ya que sin esa variedad una plaga acabaría con todo y nosotros seriamos fácil presa para estas pandillas corporativas.
En algunos países, se han implementado leyes que protegen de estos abusos a las mujeres y a los campesinos. En otros, ellas se enfrentan con valentía a una mafia armada de leyes deformadas; son bravías, audaces, intrépidas, su fuerza les viene de la tierra misma, tienen el poder de la naturaleza que podrían tener también los varones, si despertaran y se opusieran a la explotación extranjera que destruye minerales, vegetales y animales.
Ecofeminismo viene del griego “oikos” casa, lugar donde el trabajo doméstico significa  riqueza y creatividad, por eso el capitalismo quiere destruirlo. Desde hace más de dos décadas, casi medio millón de campesinos alrededor del mundo, se han venido suicidando extorsionados económicamente por los amos de semillas y pesticidas, los transgénicos causan muchas enfermedades: autismo en los niños, cáncer en la población, es un crimen contra la Tierra y la Humanidad que no podemos permitir. ¡Tenemos que luchar!
La única esperanza es la mujer; antes lectora de semillas, ahora lectora del presente y visionaria de la biocivilización que impondrá en el mundo, fortalecida en las virtudes del ecofeminismo.






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