viernes, 30 de enero de 2015


Elena, una gran señora.

Hace algunas noches, mientras recorría todos los canales que el servicio de cable ofrece, desesperada por no encontrar nada que me agradara, a punto de apagar el televisor, vi en la pantalla que daba inicio una entrevista a Elena Poniatowska y, aunque he escuchado comentarios muy halagüeños sobre su persona, estos se han limitado a su presencia política dentro del movimiento que encabezaba López Obrador, en su campaña por obtener la presidencia de la república en el año 2006, mas no por sus obras literarias.  

Fue una entrevista en donde su carácter y temple quedaron demostrados, donde con su fino y suave modo de expresarse, tocó temas fuertes que muchos políticos de ayer y de hoy, evaden para no comprometerse.

Elena tiene una brillante trayectoria literaria en diversos géneros, de manera particular en la narrativa y en su dedicación ejemplar al periodismo. En sus libros declara su firme compromiso con la historia contemporánea, es una de las voces más poderosas de la literatura en español en la actualidad.

Ha escrito cuentos, novelas, teatro y poesía. Su gran apoyo lo obtiene de sus entrevistas (en su tiempo publicó una diaria) y de la investigación periodística e histórica que hace. La autora recurre al testimonio para su narrativa, recoge opiniones de distintos personajes de perfiles diversos, protagonistas de lo que reseña, siempre con la intención de llegar a conclusiones, que buscan una respuesta moral.

En su obra encontramos la presencia de la mujer y su visión del mundo, la ciudad de México con su belleza y sus problemas, las luchas sociales, la vida cotidiana, la literatura, la denuncia de injusticias y la crítica social. Ella sigue el consejo de Gabriel García Márquez,  “Hacer periodismo para no perder tierra, para conocer la vida menuda, donde se encuentran las grandes historias entre lo cotidiano y lo insólito». Octavio Paz señaló que, en su prosa, se descubre el "arte de escuchar". Sus escritos, []especialmente sus crónicas, son una fuente excelente de información cultural, política, sociológica, económica e histórica de México y su pueblo.

A mí lo que me impactó fue su presencia, su figura menudita, su rostro amable marcado por su edad, su  mirada llena de pasión, de amor al prójimo y esa luz especial que brota de sus ilusiones, proyectos y deseos de crear. A sus ochenta y dos años, tiene en mente escribir varios libros más, aunque reconoce que el tiempo avanza. Afirma que le gusta leer, pero que sus ojos de manera inesperada se le humedecen y dejan rodar pequeñas lágrimas, su sonrisa no desaparece cuando reconoce que, lo que lee, pronto se le olvida. Es muy feliz, acepta la vida tal cual es, sus hijos y nietos viven lejos, por eso lo único que le queda por hacer, es escribir.

Gracias a las entrevistas que realizó al inicio de su carrera periodística, se relacionó  con mucha gente importante, ilustre, erudita; pero del mismo modo aprecia a la gente humilde con la que convivió cuando escribió su famoso libro “Hasta no verte Jesús mío”. La calidez en su conversación, su amplia cultura y su sencillez, son cualidades que la engrandecen, pero su éxito personal y literario radica en su belleza interior.

Antonieta B. de De Hoyos                          enero 31/15

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