Un año
nuevo ecológico.
A la medianoche del último
día del año, entre abrazos, risas y
llantos, agradecimos al Creador lo vivido y como parte de la tradición, también hicimos las clásicas
promesas que por lo regular, nunca cumplimos. Es una lástima que aun y cuando,
en las dos últimas décadas la cultura ambiental se ha estado promocionando con
mayor intensidad a través de medios de comunicación, escuelas y talleres;
todavía exista gente que hace caso omiso de estas importantísimas
recomendaciones.
Hemos llegado al límite de
nuestra irresponsabilidad, el planeta exige ahora completo respeto, reclama un
cambio inmediato en la conducta, porque solo así nuestra existencia podrá
hacerse más llevadera y de paso ahorrar dinero. Dentro de esos buenos propósitos
que se hacen al final de año, es un deber moral incluir las reglas que nos
obligan a proteger el medio ambiente: reciclar, reparar, rehusar, ir en
bicicleta al trabajo o a la escuela,
utilizar la energía y el agua de forma más eficiente.
Después de las fiestas
navideñas, se genera una gran cantidad de residuos que pueden ser reciclados en
casa o por otras personas, pero para ello, es necesario separarla en forma
correcta en los diferentes contenedores, gavetas imprescindibles en este tercer
milenio en todos los pueblos y ciudades. Papel y cartón de los regalos al
contenedor azul, plásticos al amarillo, vidrio al verde, los alimentos
sobrantes de las cenas y comidas celebradas, pueden conservarse envasados en el
refrigerador para no desperdiciarlos. Si tuvimos un árbol natural como
decoración, este puede llevarse a donde los convierten en abono orgánico para
parques y jardines.
Sabemos que los gases de los
autos son muy contaminantes, la Organización Mundial de la salud (OMS) señala
que es la causa de muerte prematura de más de dos millones de personas anuales
en el mundo. Tener un vehículo privado es un gasto considerable en gasolina,
seguros, mantenimiento o impuestos, que a veces en el hogar no se puede
sustentar, por eso caminar es una forma sencilla, económica, saludable y
ecológica de desplazarse o si se va más lejos, el transporte público es lo más
atinado.
El consumo de energía y agua,
es un gasto económico importante que impacta de manera considerable al medio
ambiente, este año tomemos duchas de cinco minutos, usemos agua fría en los
ciclos de lavado de ropa, bebamos la purificada en botellas reutilizables,
moderemos el aire acondicionado y la calefacción, apaguemos los aparatos
electrónicos, compremos focos y electrodomésticos ahorradores de energía.
Podemos intentar consumir alimentos
ecológicos saludables, respetuosos con el medio ambiente, productos locales y
de temporada que además de ser más frescos, sabrosos y duraderos ahorran
dinero, defienden la biodiversidad doméstica y apoyan los mercados cercanos al
comprador. Por salud física y mental hay que salir al campo pero con responsabilidad, no incendios forestales ni
basura regada. Estoy segura que el mejor de tus propósitos en 2015, será el
convertirte por convicción, en un activo ambientalista.
Antonieta B. de De Hoyos 1/17/15.
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