sábado, 17 de enero de 2015


Un año nuevo ecológico.

A la medianoche del último día del año, entre abrazos,  risas y llantos, agradecimos al Creador lo vivido y como parte de la  tradición, también hicimos las clásicas promesas que por lo regular, nunca cumplimos. Es una lástima que aun y cuando, en las dos últimas décadas la cultura ambiental se ha estado promocionando con mayor intensidad a través de medios de comunicación, escuelas y talleres; todavía exista gente que hace caso omiso de estas importantísimas recomendaciones.

Hemos llegado al límite de nuestra irresponsabilidad, el planeta exige ahora completo respeto, reclama un cambio inmediato en la conducta, porque solo así nuestra existencia podrá hacerse más llevadera y de paso ahorrar dinero. Dentro de esos buenos propósitos que se hacen al final de año, es un deber moral incluir las reglas que nos obligan a proteger el medio ambiente: reciclar, reparar, rehusar, ir en bicicleta al trabajo o a la  escuela, utilizar la energía y el agua de forma más eficiente.   

Después de las fiestas navideñas, se genera una gran cantidad de residuos que pueden ser reciclados en casa o por otras personas, pero para ello, es necesario separarla en forma correcta en los diferentes contenedores, gavetas imprescindibles en este tercer milenio en todos los pueblos y ciudades. Papel y cartón de los regalos al contenedor azul, plásticos al amarillo, vidrio al verde, los alimentos sobrantes de las cenas y comidas celebradas, pueden conservarse envasados en el refrigerador para no desperdiciarlos. Si tuvimos un árbol natural como decoración, este puede llevarse a donde los convierten en abono orgánico para parques y jardines.    

Sabemos que los gases de los autos son muy contaminantes, la Organización Mundial de la salud (OMS) señala que es la causa de muerte prematura de más de dos millones de personas anuales en el mundo. Tener un vehículo privado es un gasto considerable en gasolina, seguros, mantenimiento o impuestos, que a veces en el hogar no se puede sustentar, por eso caminar es una forma sencilla, económica, saludable y ecológica de desplazarse o si se va más lejos, el transporte público es lo más atinado.

El consumo de energía y agua, es un gasto económico importante que impacta de manera considerable al medio ambiente, este año tomemos duchas de cinco minutos, usemos agua fría en los ciclos de lavado de ropa, bebamos la purificada en botellas reutilizables, moderemos el aire acondicionado y la calefacción, apaguemos los aparatos electrónicos, compremos focos y electrodomésticos ahorradores de energía.

Podemos intentar consumir alimentos ecológicos saludables, respetuosos con el medio ambiente, productos locales y de temporada que además de ser más frescos, sabrosos y duraderos ahorran dinero, defienden la biodiversidad doméstica y apoyan los mercados cercanos al comprador. Por salud física y mental hay que salir al campo pero con  responsabilidad, no incendios forestales ni basura regada. Estoy segura que el mejor de tus propósitos en 2015, será el convertirte por convicción, en un activo ambientalista.

Antonieta B. de De Hoyos                            1/17/15.

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