A temblar se acercan las
lluvias.
Hace ya casi un año, de la
inundación que cubrió buena parte de nuestra ciudad el 14 de junio pasado.
Aquella noche en pocas horas, una copiosa lluvia desbordó los arroyos que
cruzan la ciudad y desembocan en el Rio Bravo.
Las causas ya conocidas por
todos, fueron la indebida construcción de bardas, casas y hasta
un jardín de niños dentro de algunos de los cauces, a lo que tenemos que
agregar la maleza crecida y la cantidad de basura que había en otros. Miles de
familias perdieron una parte o el total de su patrimonio, algunas superaron la
situación tolerando carencias, otras se vieron en la necesidad de emigrar al no
contar con la solvencia económica para reconstruir.
Ofrecer un seguro contra
desastres naturales como compensación en el pago del predial, no es suficiente,
sobre todo si ponemos atención a la cláusula del final, que por lo regular en
letras muy pequeñas viene en todo contrato. Un seguro contra desastres
naturales jamás cubrirá el total de la pérdida, porque las agencias
aseguradoras se las ingenian para reponer lo dañado con algo semejante y para
calcular el valor de acuerdo con el tiempo de uso del inmueble; lo que
significa que con el dinero que recibes de la póliza, no te recuperas.
Estamos en el mes de marzo y
si el cambio climático no dispone otra cosa, será durante los meses de mayo,
junio y septiembre cuando lleguen las lluvias. Por eso necesitamos estar
preparados y exigir a las dependencias correspondientes: Ecología y Medio
Ambiente, Obras Públicas, Protección Civil, Coordinación de Arroyos y demás, se
apresuren a retirar todo lo que obstruya el paso rápido del agua.
Desazolvar los arroyos es una
actividad que ya debería estar terminada, así como la contratación de
suficientes inspectores, que apliquen severas multas a todo aquel que deje de
manera criminal basura en calles y terrenos baldíos; basura que contamina y
afea el entorno y que tarde o temprano termina estancada en los arroyos
provocando inundaciones.
A principios de año la nueva
administración gritó voz en cuello un proyecto; se comprometió con firmeza a contratar profesionales que
hicieran un estudio hidrológico de la ciudad, para de inmediato, sin importar
costo, dar inicio a las obras. Han pasado casi tres meses y no dan ninguna
información.
Rogamos a Dios su protección,
sí, pero de repetirse esta contingencia la ciudadanía hace responsable por
negligencia a las dependencias encargadas de evitarlo, incluyendo al alcalde,
autoridad que deberá pagar en efectivo y de inmediato cada uno de los
patrimonios que se vuelvan a perder, eso sin contar la impotencia, la
desesperación y el riesgo de muerte a la que se nos expone.
Antonieta B. de De
Hoyos. Marzo 22/14
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