A los comunicadores cristianos.
Hace
unos días recibí por correo electrónico este mensaje que escribió el Papa
Francisco, para leerlo en la 48º Jornada Mundial de las Comunicaciones
Sociales, el próximo 1º de junio del
presente año. Por lo extenso me vi obligada a sintetizarlo, cuidando de que no
perdiera su esencia.
Dice
así: “El mundo en el que vivimos es cada vez más pequeño, por lo que deberíamos
estar mas cerca los unos de los otros, sin embargo aun quedan en la humanidad
divisiones muy marcadas: la escandalosa distancia entre el lujo de los más
ricos y la miseria de los más pobres, y lo peor es que nos hemos acostumbrado
tanto a ello, que ya no nos llama la atención la exclusión, marginación,
pobreza, economía, política e ideologías, incluyendo las religiosas. Hoy en
día, estos mismos medios de comunicación que tanto se censuran, son los que
pueden hacer que nos sintamos más cerca los unos de los otros, al renovar el
sentido de unidad en la familia humana y despertar ese sentimiento que nos impulse a la
solidaridad, al compromiso serio por una vida más digna para todos.
Para
lograrlo necesitamos comunicar bien, conocernos mejor, unirnos, escucharnos y
aprender unos de otros. En la cultura del encuentro, el internet ofrece mayores
posibilidades de solidaridad y eso es bueno, es un Don de Dios. El problema es
la rapidez con la que llega la información, y supera la capacidad de reflexión
y juicio. Exagerar en la conexión
digital, puede aislarnos de nuestro prójimo más cercano y excluir a los que no
tienen acceso a estos medios. Guardar silencio, escuchar, ser pacientes,
permite que la otra persona se exprese. Dialogar es la oportunidad de mirar el
mundo con ojos distintos, es la forma de apreciar las distintas manifestaciones
en las diferentes culturas y
tradiciones, y de compartir los grandes valores del cristianismo, el matrimonio
y la familia.
Cuando
una comunicación solo induce al consumo o a la manipulación de las personas, se
convierte en una comunicación agresiva. La red digital puede ser un lugar rico
en humanidad, una red de personas humanas que necesitan amar y ser amadas.
Las calles del mundo son el lugar donde la gente vive, entre estas
calles se encuentran hombres y mujeres que buscan una salvación o una
esperanza; gracias a las redes el mensaje cristiano puede viajar hasta los
confines de la tierra.
Seamos capaces de dar testimonio de una
iglesia que sea la casa de todos, porque la comunicación es parte de la
vocación misionera. Las redes sociales: permiten redescubrir la belleza de la
fe, la belleza del encuentro con Cristo. No se trata de bombardear con mensajes
religiosos, sino de ayudar a los demás en esa búsqueda de la verdad y el
sentido de la vida…” Papa Francisco.
Pertenecer hoy al mundo digital y poder
trasmitir a los demás la belleza de Dios, es un privilegio que debemos
aprovechar. Antonieta B. de De Hoyos 3/1/14
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