Gracias a ti, lograré mi
conversión.
El yugo es un
instrumento de unión de dos seres para que caminen hacia la misma dirección, los
campesinos ponen a dos bestias juntas para que arrastren la carreta. Un
matrimonio en yugo desigual, es una pareja en la que cada uno intenta vivir y
desarrollar sus proyectos de vida en direcciones diferentes. La fuerza con la
que cada uno jala para su lado, les impide avanzar y frecuentemente ambos sufren.
Causa muchos problemas
a la pareja el vivir bajo un yugo desigual, por eso es frecuente que se fracase
en casi todo lo que se inicia, incluso en la misma conservación del matrimonio.
Lo ideal es hacer caso a la intuición cuando se trate de elegir una buena
pareja, pues se podría terminar uniéndose a un incrédulo (a) no olvidemos que la
justicia no camina a la par con la injusticia.
Cuando se vive dentro
de un yugo matrimonial desigual, es necesario tomar la decisión de ceder y
ponerse de acuerdo en la dirección que se va a tomar, en especial en el aspecto
espiritual, porque será bastante difícil armonizar en las diferentes áreas de
la vida si no se camina espiritualmente juntos.
Si la mujer es creyente
y el hombre no lo es, el mandato de Dios es que la mujer estará sujeta a su
marido y trabajará para que también los que no creen la Palabra, sean salvos por
la conducta respetuosa y casta de su esposa, sabemos muy bien que la belleza
está en el interior, en el corazón, en un espíritu afectuoso y sereno que Dios
tiene en gran estima.
En el caso de que el
hombre sea el creyente y la mujer no, es él, el que dará imagen y gloria de Dios para
su esposa, la amará de forma incondicional como Cristo nos amó. Los creyentes jamás
abandonaremos al cónyuge no creyente, porque a los que Dios unió el Señor Jesucristo les pide que no se separen
y si acaso llegaran a separase, procuren quedarse sin casar y si les es posible
luchen por reconciliarse con su pareja.
Si una mujer tiene
marido que no es creyente y él acepta vivir con ella, no lo abandone, porque el
marido no creyente es santificado por las oraciones de su mujer y la mujer no
creyente, por las oraciones de su marido.
Vivir en yugo desigual
no es fácil pero, aun así no se debe forzar la situación del no creyente porque
existe una maravillosa y grande posibilidad de que pronto logre su conversión.
Una vez que se
comienza a caminar juntos espiritualmente, se aprende por medio de la Palabra de
Dios a hacer ajustes en la relación, usando los principios y valores de vida.
Tú matrimonio y
tu familia, es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. ¡Cuídalo!
Antonieta B.
de De Hoyos
6/12/19.
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