¡Aléjate
de la tristeza! se vuelve vicio.
La tristeza en el mundo ha ido en aumento,
existen millones de mujeres sin importar edad que se aferran a ella, es una
experiencia que se presenta varias veces en la vida y es forzoso detectarla por
ser un mal que pesa, cansa y paraliza.
Cuando el miedo y el
enojo no funcionan, nos entristecemos y lloramos impotentes en silencio,
no gritamos ni estallamos, nos quedamos
desconcertadas, el rostro se endurece, la boca se cierra y no decimos nada.
Algunos creen que el
llanto no es bueno y mucho menos en personas adultas, razón por la que nos
vemos obligadas a aparentar ser siempre felices, positivas y complacientes.
Pero lo cierto es que la tristeza impide ser feliz porque exige callar, curarse
sola las heridas y recurrir a los antidepresivos si se cree conveniente; lo que
confina a un círculo vicioso.
Lo primero es encontrar
la causa de la tristeza profunda, pues es en esa problemática donde los
sentimientos se confunden. En el amor se sufre y la persona amada, nada puede
hacer.
Son muchos los que aseguran que la felicidad está dentro de
nosotras y que por esa razón debemos depositar ese amor hacia nuestros
semejantes; aunque dicen los que saben que por lo general casi siempre la culpa
de esta tristeza, está en la sensación de no sentirnos amadas ni valoradas por
la persona en quien más confiamos y que son esas dudas las que nos llevan a la
tristeza y depresión.
El camino indicado para
comprender lo que sucede es el dialogo, es preciso hablar con la persona
indicada acerca de nuestros sentimientos. ¡Pero ya!
En ocasiones son los
hijos el motivo de la tristeza o, la pareja sentimental cuando no resultan como
esperábamos se vuelve urgente hablar con
ellos. Una gran cantidad de mujeres se
sienten culpables al pensar que son ellas las equivocadas, sin tomar en cuenta
que también otros cometen errores.
A lo mejor es hora de
buscar otro trabajo que dé más satisfacción, será difícil pero valdrá la pena
el esfuerzo. La verdad es que llorar es
muy saludable porque las últimas lágrimas son reparadoras, alivian el alma y se
llevan toda congoja.
La tristeza por lo
regular es un enojo callado, hay que sacarlo del corazón y para ello nos ayudan
las lágrimas. No podemos desalentarnos por lo pasado ni deprimirnos por lo que
aún no llega y quizás nunca llegue.
Recordemos que nada es
para siempre, la tristeza caduca y en algún momento va a terminar. Nuestro
cuerpo nos pide un poco de paz, la oración es un consuelo, ¡quiérete mucho!
Busca un pasatiempo, sal a pasear, respira aire fresco, despeja la mente.
Lee, desarrolla tu
imaginación, charla con alguien, únete a una buena causa, sirve a quien te lo
solicite eso te hará feliz y desaparecerá tu malestar, pero por favor… ¡Aléjate
de la tristeza, porque se vuelve vicio!
Antonieta B. de De Hoyos. 2/6/2019
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