miércoles, 6 de febrero de 2019


¡Aléjate de la tristeza! se vuelve vicio.
La  tristeza en el mundo ha ido en aumento, existen millones de mujeres sin importar edad que se aferran a ella, es una experiencia que se presenta varias veces en la vida y es forzoso detectarla por ser un mal que pesa, cansa y paraliza.
Cuando el miedo y el enojo no funcionan, nos entristecemos y lloramos impotentes en silencio, no  gritamos ni estallamos, nos quedamos desconcertadas, el rostro se endurece, la boca se cierra y no decimos nada.
Algunos creen que el llanto no es bueno y mucho menos en personas adultas, razón por la que nos vemos obligadas a aparentar ser siempre felices, positivas y complacientes. Pero lo cierto es que la tristeza impide ser feliz porque exige callar, curarse sola las heridas y recurrir a los antidepresivos si se cree conveniente; lo que confina a un círculo vicioso.
Lo primero es encontrar la causa de la tristeza profunda, pues es en esa problemática donde los sentimientos se confunden. En el amor se sufre y la persona amada, nada puede hacer.
Son muchos los que  aseguran que la felicidad está dentro de nosotras y que por esa razón debemos depositar ese amor hacia nuestros semejantes; aunque dicen los que saben que por lo general casi siempre la culpa de esta tristeza, está en la sensación de no sentirnos amadas ni valoradas por la persona en quien más confiamos y que son esas dudas las que nos llevan a la tristeza y depresión.
El camino indicado para comprender lo que sucede es el dialogo, es preciso hablar con la persona indicada acerca de nuestros sentimientos. ¡Pero ya!
En ocasiones son los hijos el motivo de la tristeza o, la pareja sentimental cuando no resultan como esperábamos se vuelve  urgente hablar con ellos. Una gran cantidad de  mujeres se sienten culpables al pensar que son ellas las equivocadas, sin tomar en cuenta que también otros cometen errores.    
A lo mejor es hora de buscar otro trabajo que dé más satisfacción, será difícil pero valdrá la pena el esfuerzo. La verdad es que  llorar es muy saludable porque las últimas lágrimas son reparadoras, alivian el alma y se llevan toda congoja.
La tristeza por lo regular es un enojo callado, hay que sacarlo del corazón y para ello nos ayudan las lágrimas. No podemos desalentarnos por lo pasado ni deprimirnos por lo que aún no llega y quizás nunca llegue.
Recordemos que nada es para siempre, la tristeza caduca y en algún momento va a terminar. Nuestro cuerpo nos pide un poco de paz, la oración es un consuelo, ¡quiérete mucho! Busca un pasatiempo, sal a pasear, respira aire fresco, despeja la mente.
Lee, desarrolla tu imaginación, charla con alguien, únete a una buena causa, sirve a quien te lo solicite eso te hará feliz y desaparecerá tu malestar, pero por favor… ¡Aléjate de la tristeza, porque se vuelve vicio!  
Antonieta B.  de De Hoyos.                             2/6/2019

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