¿Y si nos volvemos
contemplativos?
Por Antonieta B. de De
Hoyos Abril 15/17
En la Misa de este
domingo debemos recordar de manera especial la alegría de la Resurrección, para
ello se enciende el Cirio Pascual que representa la Luz de Cristo resucitado, y
permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.
El domingo de
Resurrección o de Pascua, es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que es con la Resurrección de
Jesús cuando nuestra religión adquiere sentido.
“Si no crees en la
resurrección tu fe es vana”. Y si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras y
sus promesas quedarían en el aire y lo que es peor dudaríamos que fuera
realmente el Hijo de Dios.
Si tú celebras la
Resurrección de Cristo, estarás celebrando también tu propia liberación, al
luchar de manera constante contra el pecado y la muerte. En la resurrección
está la clave de la esperanza cristiana: Jesús está vivo y está junto a mí,
entonces ¿a qué le temo?, ¿qué me
preocupa? ¿Por qué no confío?
Cualquier sufrimiento o
contrariedad adquiere sentido con la Resurrección, porque estamos seguros de
que si hemos sido fieles a nuestra doctrina, después de una corta estancia en
la tierra, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de la
presencia de Dios para siempre.
La Resurrección, es
fuente de profunda alegría y a partir de ella, los cristianos ya no podremos
tener caras tristes, es nuestro deber mostrar al mundo nuestra inmensa alegría.
La Resurrección, es una
luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz, al compartir
la alegría de este trascendente acontecimiento a través de nuestras palabras, nuestro testimonio y nuestro
trabajo apostólico. ¡Jesús resucitó!
Tenemos que esforzarnos
en ser mejores personas como padres, hijos, amigos y con la gente que nos
rodea, porque al actuar de esta manera estamos seguros de que un día
resucitaremos con Cristo. Tratemos bien a todos, sin olvidarnos de la
naturaleza.
Este domingo de
Resurrección, haz el propósito y conviértete en un ser contemplativo; en una
persona de lectura bíblica y oración constante, sin obligarte a asistir a un
templo, ni esclavizarte a un horario.
Enciende un cirio, una
veladora, una pequeña luz que te recuerde en casa, que mientras tengas vida,
Jesús permanece de manera muy especial en tu corazón…
Los niños, adolescentes
y jóvenes deben conocer esta maravillosa forma de amar a Dios, sin presiones
externas, sobre todo que ese amor debe fluir desde su interior.
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