¿Será posible volver a
confiar?
Por Antonieta B. de De
Hoyos
enero 14/17
Quizás la frase
anterior pueda sonar fuerte y contraria a lo que nuestros padres y maestros nos
han enseñado, lo cierto es que cuando somos niños confiamos mucho en la gente
que nos rodea, pero al ir creciendo la vida nos va tornando desconfiados, a
veces con razón, otras sin ella.
Sentirse traicionado, rompe
nuestra confianza en aquellos en los que habíamos confiado, así se trate de
cosas sin importancia. Nadie está obligado a ser confiado, sabemos que la
confianza es un gran valor que no se le da a cualquiera, por eso debemos estar
alertas y conocer muy bien a quien se la brindamos.
Vivir en la
desconfianza es morir un poco en vida, por eso debemos mantenernos alertas y
seguir con cautela el desarrollo de cada una de nuestras relaciones, ya que
para todos el verse traicionado es una experiencia muy dura, es un ataque a la
honestidad personal, a nuestros buenos sentimientos; lo malo es que a veces cerramos
los ojos y nos aislamos, nos volvemos anti sociales y buscamos desquitarnos con
el primero que pase.
Lo positivo, será hacer
un balance entre la gente que nos ha traicionado y la que
nos ha sido fiel en las buenas y en las malas, de seguro hay mucho más personas
buenas que desleales, razón por la que no debemos dejarnos llevar por la
tristeza y la decepción.
En estos tiempos
difíciles, en donde los valores familiares, sociales y cívicos se desquebrajan,
tenemos que redoblar el esfuerzo y volver a confiar en nuestras autoridades, en
nuestros políticos, jueces, legisladores, diputados, gobernantes. Algo está mal
es cierto, pero con provocar actos vandálicos o escondiéndonos entre cuatro
paredes, nada resolvemos.
Los hombres de negocios
no se lamentan la pérdida, solo reconocen que jugaron mal. Nosotros también sentimos
“ese golpe” pero ¿qué voy a hacer después de que pase el descontento y la
tristeza? Pues con una voluntad a prueba de fuego, regresar al mundo que nos ha
tocado vivir para reencontrarnos, con quienes sí valen la pena.
En las futuras elecciones
populares que se avecinan, exijamos en los candidatos una firme honradez,
cuestionemos su origen y su trayectoria, pero sobre todo hagamos caso a la
intuición. En la actualidad, los comunicadores con sus mensajes carentes de
ética, alteran la paz social y llevan a las masas a la desconfianza total, al
grado de que muchos dejamos de creer hasta en nosotros mismos, nos sentimos humillados,
ultrajados, poca cosa.
Es necesario volver a
confiar, cambiemos de estilo de vida, tengamos menos cosas y confiemos en que con
poco saldremos adelante, a lo mejor hasta podemos ayudar a otros. El mundo es
un lugar extraño lleno de peligros y sufrimientos posibles, empecemos de nuevo,
con los brazos abiertos, con los sentidos atentos y el corazón despierto.
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