miércoles, 11 de enero de 2017

¿Será posible volver a confiar?
Por Antonieta B. de De Hoyos                                   enero 14/17
Quizás la frase anterior pueda sonar fuerte y contraria a lo que nuestros padres y maestros nos han enseñado, lo cierto es que cuando somos niños confiamos mucho en la gente que nos rodea, pero al ir creciendo la vida nos va tornando desconfiados, a veces con razón, otras sin ella.
Sentirse traicionado, rompe nuestra confianza en aquellos en los que habíamos confiado, así se trate de cosas sin importancia. Nadie está obligado a ser confiado, sabemos que la confianza es un gran valor que no se le da a cualquiera, por eso debemos estar alertas y conocer muy bien a quien se la brindamos.
Vivir en la desconfianza es morir un poco en vida, por eso debemos mantenernos alertas y seguir con cautela el desarrollo de cada una de nuestras relaciones, ya que para todos el verse traicionado es una experiencia muy dura, es un ataque a la honestidad personal, a nuestros buenos sentimientos; lo malo es que a veces cerramos los ojos y nos aislamos, nos volvemos anti sociales y buscamos desquitarnos con el primero que pase.
Lo positivo, será hacer un balance entre la gente que nos ha traicionado y la que nos ha sido fiel en las buenas y en las malas, de seguro hay mucho más personas buenas que desleales, razón por la que no debemos dejarnos llevar por la tristeza y la decepción.
En estos tiempos difíciles, en donde los valores familiares, sociales y cívicos se desquebrajan, tenemos que redoblar el esfuerzo y volver a confiar en nuestras autoridades, en nuestros políticos, jueces, legisladores, diputados, gobernantes. Algo está mal es cierto, pero con provocar actos vandálicos o escondiéndonos entre cuatro paredes, nada resolvemos.
Los hombres de negocios no se lamentan la pérdida, solo reconocen que jugaron mal. Nosotros también sentimos “ese golpe” pero ¿qué voy a hacer después de que pase el descontento y la tristeza? Pues con una voluntad a prueba de fuego, regresar al mundo que nos ha tocado vivir para reencontrarnos, con quienes sí valen la pena.
En las futuras elecciones populares que se avecinan, exijamos en los candidatos una firme honradez, cuestionemos su origen y su trayectoria, pero sobre todo hagamos caso a la intuición. En la actualidad, los comunicadores con sus mensajes carentes de ética, alteran la paz social y llevan a las masas a la desconfianza total, al grado de que muchos dejamos de creer hasta en nosotros mismos, nos sentimos humillados, ultrajados, poca cosa.

Es necesario volver a confiar, cambiemos de estilo de vida, tengamos menos cosas y confiemos en que con poco saldremos adelante, a lo mejor hasta podemos ayudar a otros. El mundo es un lugar extraño lleno de peligros y sufrimientos posibles, empecemos de nuevo, con los brazos abiertos, con los sentidos atentos y el corazón despierto.

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