Primero se permite y
luego se castiga.
Es triste reconocer que
los gobiernos en todo el mundo andan de cabeza, derogan leyes importantes y
formulan otras innecesarias o que van en contra de las normas, que deben regir
a una sociedad de calidad.
Una de ellas es la novedosa
ley promulgada en el estado de Texas USA, que facilita la compra de armas y
permite además portarlas al descubierto. Meses atrás cuando se anunció que
entraría en vigor al inicio del 2016, provocó una gran polémica en ambos lados
de la frontera.
Los medios de
comunicación como la televisión y el internet han divulgado asesinatos masivos en
diferentes ciudades estadounidenses, unos contra alumnos y maestros en las
aulas y jardines de escuelas, otros contra ciudadanos que transitan por la
calle, los menos en restaurantes y en eventos deportivos.
Ante estos hechos
sangrientos la sociedad en general se siente intimidada, porque aunque no
seamos residentes de ese país lo visitamos con frecuencia, ya sea como
compradores o turistas. Es natural
intranquilizarse al ver acercarse o entrar en algún negocio a una persona
armada, ya que existen las probabilidades de que en cierto momento su temperamento
se altere y agreda a los presentes.
Estados Unidos, es un
país donde los fabricantes de armas son muy poderosos, por todos es sabido que
sus ventas multibillonarias les permiten en ocasiones, ejercer presión sobre decisiones
que toman gobernantes, políticos, legisladores, incluso el presidente.
En la actualidad en
muchos de sus estados, se puede traer un arma en la guantera del auto, razón
por la que los agentes de seguridad deben estar prevenidos al extremo y a un movimiento
en falso de inmediato disparar. La ignorancia y la pobreza llevan a la
desesperación, instantes en que se pierde la noción y el
respeto por la vida.
En México sucede lo
contrario, en las ciudades grandes y pequeñas el ejército organiza campañas para
canjear armas por un poco de dinero, con el deseo de disminuir el delito. Pudiera
ser que como prevención a un asalto se permita tener una en casa, pero debe ser
de bajo calibre y registrada, cuidando que no esté al alcance de niños ni adolescentes.
A veces pareciera que el
capitalismo asfixiante que abate al mundo, tuviera como consigna diezmar a los
que menos tienen, tratar de que sean ellos mismos, los que no aportan nada y
que necesitan de todo -agua, alimentos, vivienda, empleo, educación- los que se asesinen con esa cantidad descomunal
de armas sembradas en las calles.
Lo curioso es que
recientemente escuché en un programa de noticias en USA, que se exigirá un
examen psicológico exhaustivo a los compradores y se penalizará con mayor dureza
al que haga uso de su arma… ¿?
Antonieta B. de De
Hoyos
enero 23/16
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