jueves, 7 de mayo de 2015


Autoconstrucción: de Jorge Riechmann. 

Después de leerlo, me pareció interesante citar  algunos párrafos de “Autoconstrucción” de Jorge Riechmann, Profesor titular de Filosofía Moral en la Universidad Autónoma de Madrid, traductor, poeta, ensayista, miembro de Ecologistas en Acción y también desde hace poco del Consejo Ciudadano de Podemos. El dice que el siglo XXI, es el tiempo de la gran prueba, la era de los límites, que nos estamos consumiendo el planeta como si no hubiera un mañana, que hace falta renovar las estructurales profundas pero sobre todo dejar de pensar que será la generación de nuestros nietos la que lo recupere, porque ya estamos en tiempo de descuento.

¿Podemos aun salvar el planeta? Solo si despertamos a la lucha ecologista que nos acerque a sociedades de sobriedad, de freno a los excesos en la compra de propiedades y de productos de consumo. Aclara que el positivismo actual, ha fabricado una cortina de humo que no deja ver la realidad y que conduce a juzgar a los ecologistas como aves de mal agüero, dispuestos a echar a perder la gran fiesta mundana en la que muchos siguen divirtiéndose, a costa de mayorías cada vez más empobrecidas e indefensas.

El autor presenta dos opciones político-morales; una que desea un mundo de amos y esclavos y otra que lucha por la igualdad. El cambio climático que vivimos vaticina a futuro próximo, un ambiente cuatro grados centígrados más cálido, pero los optimistas insisten en restar importancia a este hecho, para favorecer los intereses de grandes grupos empresariales que contaminan con sus gases de efecto invernadero y apoyan prácticas como el fracking, en lugar de invertir en energías renovables. Las capas de hielo ártico desaparecen, la contaminación afecta el proceso de la fotosíntesis, las abejas se ven amenazadas y nosotros…, seguimos pensando que la tecnología solucionará todo. Los habitantes del primer mundo del siglo XXI, ya no volveremos a la normalidad de antes de la amenaza ecológica; hay que cambiar de métodos y de estructuras gubernamentales para seguir viviendo bien, incluso mejor pero con otras medidas.

Lo esencial es un cambio de conciencia, de valores, de usos y costumbres. El síntoma es el calentamiento climático, pero la enfermedad es el capitalismo. La economía es un invento del hombre que puede reformarse, lo primordial es lograr que la gente cambie su comportamiento. Los consumidores rebeldes, los movimientos sociales, los   ecologistas espontáneos, son la base de la nueva sociedad; pero de nada sirven si no nos acostumbramos a vivir de otra manera. Existe mucho palabreo, demasiada publicidad verde, propaganda con imágenes, lemas, contenidos; prácticas que desvirtúan la finalidad de la ecología. Los medios de difusión  masiva deben ser veraces, la ética debe imperar en su información y con valor quitarse el yugo de los grupos macroeconómicos.

“Nos pierde la codicia de los menos, la cobardía de los más, la irresponsabilidad de todos, a pesar de saber que donde termina el reino de la mercancía, comienza la vida…”Riechmann.

Antonieta B. de De Hoyos                         mayo/9 /15

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