¿Como
somos?
Por
Antonieta B. de De Hoyos Abril 19/14
Este
sábado de Gloria para los cristianos debe tener un propósito: vivir el
esplendor de la fe en el maravilloso instante de la Resurrección de Jesús. Los
tiempos indiscutiblemente han cambiado, la mezcla de muchas doctrinas
religiosas antiguas y modernas le han dado otra perspectiva a la vida
espiritual del individuo. Se han introducido en su mente múltiples relatos,
opiniones y testimonios relacionados con sus creencias, al grado de poner en
duda lo aprendido.
De todas
formas lo mejor que ha podido sucederle a la humanidad, es que entre tanta
información siga prevaleciendo el divino mandamiento de Jesús: “Amarás a un solo Dios con toda tu fuerza y
a tu semejante como a ti mismo”. Si
lo hiciéramos efectivo no habría guerras, discriminación, muertes de inmigrantes,
familias desintegradas, abortos, abusos sexuales, asesinatos y demás
degeneraciones de la conducta humana que en estos momentos nos agobian.
Algunos
cristianos de hoy tienen una manera de vivir confusa, cómoda, placentera, a
conveniencia, distanciados de toda ley y sin preocuparse. Ejercen conductas
equivocadas que el cristianismo cataloga como pecados, por ejemplo: los casinos
de juego están llenos las veinticuatro horas del día, ahí se dilapida dinero
que podría ocuparse en obras de beneficencia; el abuso de drogas legales o
ilegales; el consumo de bebidas
alcohólicas, el aceptar como normal el amasiato y la práctica sexual de
fin de semana. Se olvida y se falta al respeto al compromiso contraído en cada Sacramento:
bautismo, primera comunión, confirmación y matrimonio.
En la
actualidad la situación de gran cantidad de cristianos ya no es solo falta de
fe, sino de lealtad a aquél, que en un momento de euforia le dijiste… “estoy
contigo”.
Los
primeros cristianos vivían de manera diferente a los paganos, hoy ya no se sabe
quién es quién. Aquella curiosidad que provocaban los cristianos en los paganos
se ha apagado. ¿Cuál es ese Dios en el que tanto confían? ¿Cuál es esa religión
que les lleva a desdeñar al mundo y a despreciar la muerte? ¿Cuál es esa fuerza
interior que les permite rechazar la superstición, los juegos de azar, las
tentaciones carnales? ¿Cómo hacen para no admitir otros dioses como el placer,
el dinero, la fama, el poder? ¿Cómo surge ese amor entre ellos?
El mundo
ahora ofrece mucho más tentaciones que debemos vencer con la fe y la oración.
La vida de muchos de los que presumen ahora de cristianos, se parece cada vez
más a la de los antiguos paganos, al darle preferencia a los criterios humanos
dominados por el egocentrismo y el materialismo.
Regresemos
a las verdades basadas en la revelación del Hijo de Dios, vivamos con
intensidad nuestra fe, seamos coherentes, causemos admiración y sigamos en la
lucha.
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