Piedras Negras,
ciudad con presente…
El 14 de junio
pasado, recibimos una lluvia torrencial que se prolongó por más de cinco horas,
lo que trajo como consecuencia una inesperada inundación que afectó el
patrimonio familiar de miles de residentes en diferentes zonas de la ciudad. El
por qué de este desastre está a la vista: en primer lugar la atípica lluvia,
después la obstrucción y desaparición de los cauces de los arroyos.
Han pasado más
de siete semanas y los dirigentes de los distintos departamentos municipales,
encargados de la recuperación y de la prevención de futuras contingencias,
realizan su labor con la lentitud de una tortuga, no piensan que cada minuto
que pasa vale oro, pues la naturaleza es caprichosa y sin previo aviso podría
reservarnos otra experiencia quizás peor que la primera, incluso inundar zonas
que antes estaban fuera de peligro por
la negligencia en el retiro de los escombros.
Limpiar, ademar,
reconstruir canales, romper barreras, reubicar, indemnizar a los que con o sin
permiso de las autoridades construyeron sus casas sobre los lechos de los
arroyos es preponderante. La desorganización en el desarrollo urbano, en el
pasado y en el presente fue decisiva en la magnitud de esta contingencia.
Lo más saludable
es aceptar que estamos viviendo un tiempo crucial, en el que la sociedad debe
solidarizarse. Ya no se trata de dádivas gubernamentales sino de justicia
social. Todos tenemos la obligación moral de hacer algo por nuestro entorno de
acuerdo a nuestras posibilidades: el médico, el abogado, el arquitecto, el
empresario, el maestro, el sacerdote, el millonario, el pobre, el jornalero, el
ama de casa, adultos y jóvenes etc. debemos unirnos y luchar contra la
ineficacia de los gobiernos actuales, en donde la corrupción está originando
verdaderas tragedias.
Aquel que tenga
la influencia, el poder, los conocimientos, la profesión, la experiencia, debe
unirse ¡por humanidad! a los comités de colonias damnificadas y ayudar a los
desposeídos en su recuperación. No podemos permitir que los funcionarios
públicos evadan sus responsabilidades. Por ello es necesario aprender a elegir
con más cuidado a nuestros representantes. Un ciego por muy buenas intenciones
que tenga, no puede guiar a su rebaño.
A mes y medio de
lo sucedido, muchos de nuestros hermanos en desgracia sobreviven aun entre los
escombros, maleza, basura, contaminación, alimañas. Aun esperan impacientes,
que se hagan valer sus garantías individuales comprendidas en la Constitución.
(empleo, vivienda, seguridad, educación y otras).
Piedras Negras
no es una ciudad con futuro, es una ciudad con presente y este debe ser
planeado con inteligencia, por gentes capaces no por improvisados. El cambio
climático no es un juego y eso ha quedado comprobado, despertemos entonces y
juntos preparémonos para superarlo. Caminemos con firmeza, sin egoísmos, porque
lo que hagamos o dejemos de hacer hoy, indudablemente repercutirá en el futuro
de los que más amamos…nuestros descendientes.
Antonieta B. de
De Hoyos julio31/13.
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