¡No te lamentes sobre
la leche derramada!
Hace poco más de cinco
décadas, mi querida nana Elena, al regreso de su viaje anual de vacaciones nos
trajo a mis hermanos y a mí, dos libros gruesos que contenían una gran cantidad
de dichos y dicharachos mexicanos, con su significado adjunto.
Los leímos todos y nos
divirtieron muchísimo, en ese entonces no me di cuenta de lo profundo de la
sabiduría popular; poco a poco en el transcurso de los años los escuché en múltiples
ocasiones, al grado de que me familiarice con ellos y los empecé a aplicar en
mi diario vivir.
“No te lamentes sobre la leche derramada” significa que ayer ya se
fue y nada se puede hacer para modificar lo sucedido, la mejor opción es seguir
adelante. A esta sencilla explicación se le agrega la siguiente anécdota.
.-Mientras me marchaba
de la sala del tribunal, vino a mi memoria un viejo dicho, “no te lamentes
sobre la leche derramada”. Mi matrimonio fue un fracaso y para colmo era la
primera persona que se divorciaba en la familia y esta realidad era aplastante.
Después de lo
acontecido me alejé de la familia por algunos meses, no deseaba ver a nadie, sabía
que no estaban de acuerdo con mi decisión. Un día recibí una invitación para
celebrar el cumpleaños de mi padre, me inquietaba el encuentro, además tendría que
manejar mi automóvil por varias horas hasta
llegar a donde ellos residían.
Llegué cuando casi
oscurecía, me detuve frente a la casa, estaba muy nerviosa. Al descender
levanté la vista y vi a mis hermanos y a mis padres en el portal, esperándome
con gran alegría, todos me abrazaron y besaron, los ojos de mis padres se
habían humedecido por la emoción. La forma como me recibieron me hizo sentir
amada.
Este sencillo e
inesperado mensaje de amor y aceptación, tuvo un profundo impacto en mi vida y
aunque no desapareció mi pesar como por arte de magia, si fortaleció mi
espíritu cada vez que lo recordaba.
La triste experiencia
de una separación hoy se ha vuelto común, son millones los corazones
lastimados, lo bueno es que la mayoría aprende en el camino a superar lo
sucedido y a veces hasta vuelven a intentar con otra relación, porque no es
bueno que el hombre y la mujer estén solos.
La vida se compone de
cientos de experiencias, minuto a minuto aprendemos algo nuevo, no siempre es
lo esperado pero si es una lección que permite apreciar lo maravilloso que es
existir.
Las personas ni somos
santos ni somos perfectos, no importa lo que hayamos hecho lo importante es reconocer
la falla y si es posible rectificar. Somos criaturas hechas a imagen y
semejanza de Dios, débiles en nuestra humanidad, pero seguros de que siempre
seremos recibidos en su reino y que cada
día que pasa es otra oportunidad que nos regala para ser felices.
Antonieta B. de De
Hoyos 1/ 19/20
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