miércoles, 19 de febrero de 2020


¡No te lamentes sobre la leche derramada!
Hace poco más de cinco décadas, mi querida nana Elena, al regreso de su viaje anual de vacaciones nos trajo a mis hermanos y a mí, dos libros gruesos que contenían una gran cantidad de dichos y dicharachos mexicanos, con su significado adjunto.
Los leímos todos y nos divirtieron muchísimo, en ese entonces no me di cuenta de lo profundo de la sabiduría popular; poco a poco en el transcurso de los años los escuché en múltiples ocasiones, al grado de que me familiarice con ellos y los empecé a aplicar en mi diario vivir.
No te lamentes sobre la leche derramada” significa que ayer ya se fue y nada se puede hacer para modificar lo sucedido, la mejor opción es seguir adelante. A esta sencilla explicación se le agrega la siguiente anécdota.
.-Mientras me marchaba de la sala del tribunal, vino a mi memoria un viejo dicho, “no te lamentes sobre la leche derramada”. Mi matrimonio fue un fracaso y para colmo era la primera persona que se divorciaba en la familia y esta realidad era aplastante.
Después de lo acontecido me alejé de la familia por algunos meses, no deseaba ver a nadie, sabía que no estaban de acuerdo con mi decisión. Un día recibí una invitación para celebrar el cumpleaños de mi padre, me inquietaba el encuentro, además tendría que  manejar mi automóvil por varias horas hasta llegar a donde ellos residían.
Llegué cuando casi oscurecía, me detuve frente a la casa, estaba muy nerviosa. Al descender levanté la vista y vi a mis hermanos y a mis padres en el portal, esperándome con gran alegría, todos me abrazaron y besaron, los ojos de mis padres se habían humedecido por la emoción. La forma como me recibieron me hizo sentir amada.
Este sencillo e inesperado mensaje de amor y aceptación, tuvo un profundo impacto en mi vida y aunque no desapareció mi pesar como por arte de magia, si fortaleció mi espíritu cada vez que lo recordaba.
La triste experiencia de una separación hoy se ha vuelto común, son millones los corazones lastimados, lo bueno es que la mayoría aprende en el camino a superar lo sucedido y a veces hasta vuelven a intentar con otra relación, porque no es bueno que el hombre y la mujer estén solos.
La vida se compone de cientos de experiencias, minuto a minuto aprendemos algo nuevo, no siempre es lo esperado pero si es una lección que permite apreciar lo maravilloso que es existir.
Las personas ni somos santos ni somos perfectos, no importa lo que hayamos hecho lo importante es reconocer la falla y si es posible rectificar. Somos criaturas hechas a imagen y semejanza de Dios, débiles en nuestra humanidad, pero seguros de que siempre seremos recibidos en su  reino y que cada día que pasa es otra oportunidad que nos regala para ser felices.  
Antonieta B. de De Hoyos                           1/ 19/20

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