El enorme poder de las
palabras.
Mientras buscaba algo
para leer, me encontré con esta acertada recomendación, “Tengamos cuidado con
lo que decimos pero sobre todo con lo que escuchamos”. Nunca consideré
importante, el que cada uno de nosotros conociéramos el tremendo poder que tienen
nuestras palabras, poderío que a veces puede ser de vida o muerte.
…Hace unos días me levanté completamente
desanimada, pensando incluso que mi estancia sobre la tierra ya estaba de más, recordé
que mis hijos ya tenían su familia formada y que gracias a sus profesiones la
economía en sus hogares estaba en equilibrio. Mis nietos tenían un gran futuro
en el que yo, ya no figuraba. Más la vida debía continuar, había que ir al
supermercado, mi ánimo no me daba para eso pero el refrigerador y la alacena
estaban vacíos. Fue por eso que aunque la imagen reflejada en el espejo no era
muy atractiva, me esmeré en mi maquillaje, me vestí como acostumbro y de pasada
para atajar el sol candente, me puse mi sombrero de paja tipo tejano que tengo
desde hace varias décadas y me dirigí a la cochera. A la entrada de la tienda
un señor muy humilde se me acerco con cautela y me dijo…“Perdone señora mi
atrevimiento pero se ve usted muy guapa, debería tomarse una foto” estuve a
punto de revelarle mi edad, pero mi orgullo femenino me lo impidió. Le di las
gracias de una manera muy efusiva, porque sus amables palabras era lo que menos
esperaba escuchar, precisamente en los momentos en que mi espíritu estaba tan
quebrantado...
En cualquier momento, a
veces sin darnos cuenta decimos palabras que roban a los demás su seguridad, su
confianza en sí mismos y en el mundo que los rodea, palabras que les disuaden a
seguir luchando en tiempos difíciles.
Mi experiencia vivida, comprueba el gran poder
que tienen las palabras sin importar el nivel
de quien las profiere, estas sencillas palabras lo dejaron de manifiesto.
Una voz de aliento a
alguien que está en una etapa de abandono, puede ayudarle a terminar de manera
espléndida su día, -como me sucedió a mí-, mientras que una palabra negativa destruye por completo a la persona, sin
importar edad ni sexo.
Es necesario hacer una
pausa y pensar muy bien antes de hablar, pero mucho más importante es aprender
a deshacernos de lo que nos dicen y que nos lastima, ya que en no pocas
ocasiones el escucharlas, nos ha llevado a tomar decisiones equivocadas.
Aun así, es preciso
calcular bien lo que se va a decir. La reputación y la carrera, al igual
que el éxito o el fracaso en las relaciones personales, dependen a veces de la
forma en que hablamos.
Las palabras
son una ventana que permite a los demás ver el interior de las personas, descubrir su verdadero yo, porque al hablar
se reflejan los sentimientos, pensamientos y emociones que nos caracterizan,
por eso es vital examinar a conciencia nuestra forma de expresarnos, tenemos
que calcular la fuerza de lo que estamos diciendo o, que nos están diciendo, y considerar
las consecuencias. Mejoremos nuestra forma de hablar, mejorando nuestros
pensamientos.
Antonieta B.
de De Hoyos 7/18/18.
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