La sabiduría de Gurdjieff.
Me
gusta leer libros, por eso a donde vaya visito las librerías y compro el que
con solo hojearlo me invite a leerlo, no me importa el autor, leo de todo, lo
que me obliga a hacer limpias frecuentes en mis libreros y a regalar algunos
tomos. De vez en cuando reviso los que permanecen conmigo y al que dejó huella
en mí, le doy otra leída.
Este
es el caso de un pequeño libro escrito por Pablo Aznavwrian, titulado “Mago
¿Blanco Negro o Mesías del siglo XXI? Es una recopilación de las
investigaciones del filosofo griego-armenio George Ivanovitch Gurdjieff,
impreso y editado en México en 1977. Esta obra contiene reglas, sentencias y principios que me
ayudaron en la educación de mis hijos y que ahora quiero compartirles a grosso modo.
Primero
son cuatro reglas que deben practicarse desde la infancia hasta los dieciocho
años para asegurar la paz interior, factor indispensable si se desea una vejez
plena: “Amar a sus padres, conservar la pureza sexual, mostrarse cortés con
todos y amar el trabajo por sí mismo y no por las ganancias.”
Después,
seis sentencias para la convivencia pacífica: “Si quieres ser poderoso,
arréglate con la policía; si quieres ser célebre, arréglate con los
periodistas; si quieres la paz, entiéndete con tus vecinos; si quieres dormir
tranquilo, entiéndete con tu mujer; si quieres ser saciado, entiéndete con tu
suegra; si quieres perder la fe, entiéndete con el sacerdote.”
En
lo que se refiere al placer sexual recomienda: “Si un adolescente satisface su
concupiscencia aunque sea una sola vez antes de alcanzar su mayoría de edad, le
sucederá lo que al Esaú de la historia, quien, por su plato de lentejas vendió
su primogenitura, es decir el bien de toda su vida. Si el adolescente sucumbe
una sola vez a esta tentación, pierde para toda su vida la posibilidad de ser
un hombre digno de estima”. Satisfacer este deseo antes de la mayoría de edad
hace del adolescente en todos los aspectos, una especie de monstruo.
Por
eso es conveniente que espere hasta la edad adulta, cuando ya puede tomar
decisiones y responsabilizarse de sus actos. ¿Pero en qué momento se es adulto?
el hombre entre los veinte y veintitrés años, la mujer entre los dieciséis y
los veinte.
Para
que un muchacho se convierta en un verdadero hombre y una jovencita en mujer,
deben educarse en los siguientes principios: “A toda desobediencia corresponde
un castigo; recibir una recompensa solo si se merece; amar a Dios pero ser
indiferente a los santos; sufrir remordimiento por hacer daño a los animales;
temer causar una pena a sus padres o educadores; ser impasible hacia diablos,
serpientes y ratones; la alegría de contentarse con lo que se tiene; sentir
tristeza cuando se pierde la confianza de los demás; tener paciencia para
soportar el dolor y el hambre; y el deseo de ganar su pan lo más pronto
posible.”
Es
una filosofía de vida muy antigua, difícil de llevar en estos tiempos donde el
libertinaje y la comodidad imperan; de todos modos creo que reflexionar en ella
podría beneficiarnos.
Antonieta
B. de De Hoyos Junio
21/14
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