viernes, 4 de julio de 2014


La sabiduría de Gurdjieff.

Me gusta leer libros, por eso a donde vaya visito las librerías y compro el que con solo hojearlo me invite a leerlo, no me importa el autor, leo de todo, lo que me obliga a hacer limpias frecuentes en mis libreros y a regalar algunos tomos. De vez en cuando reviso los que permanecen conmigo y al que dejó huella en mí, le doy otra leída.

Este es el caso de un pequeño libro escrito por Pablo Aznavwrian, titulado “Mago ¿Blanco Negro o Mesías del siglo XXI? Es una recopilación de las investigaciones del filosofo griego-armenio George Ivanovitch Gurdjieff, impreso y editado en México en 1977. Esta obra contiene  reglas, sentencias y principios que me ayudaron en la educación de mis hijos y que ahora quiero compartirles a grosso modo.

Primero son cuatro reglas que deben practicarse desde la infancia hasta los dieciocho años para asegurar la paz interior, factor indispensable si se desea una vejez plena: “Amar a sus padres, conservar la pureza sexual, mostrarse cortés con todos y amar el trabajo por sí mismo y no por las ganancias.”

Después, seis sentencias para la convivencia pacífica: “Si quieres ser poderoso, arréglate con la policía; si quieres ser célebre, arréglate con los periodistas; si quieres la paz, entiéndete con tus vecinos; si quieres dormir tranquilo, entiéndete con tu mujer; si quieres ser saciado, entiéndete con tu suegra; si quieres perder la fe, entiéndete con el sacerdote.”

En lo que se refiere al placer sexual recomienda: “Si un adolescente satisface su concupiscencia aunque sea una sola vez antes de alcanzar su mayoría de edad, le sucederá lo que al Esaú de la historia, quien, por su plato de lentejas vendió su primogenitura, es decir el bien de toda su vida. Si el adolescente sucumbe una sola vez a esta tentación, pierde para toda su vida la posibilidad de ser un hombre digno de estima”. Satisfacer este deseo antes de la mayoría de edad hace del adolescente en todos los aspectos, una especie de monstruo.

Por eso es conveniente que espere hasta la edad adulta, cuando ya puede tomar decisiones y responsabilizarse de sus actos. ¿Pero en qué momento se es adulto? el hombre entre los veinte y veintitrés años, la mujer entre los dieciséis y los veinte.

Para que un muchacho se convierta en un verdadero hombre y una jovencita en mujer, deben educarse en los siguientes principios: “A toda desobediencia corresponde un castigo; recibir una recompensa solo si se merece; amar a Dios pero ser indiferente a los santos; sufrir remordimiento por hacer daño a los animales; temer causar una pena a sus padres o educadores; ser impasible hacia diablos, serpientes y ratones; la alegría de contentarse con lo que se tiene; sentir tristeza cuando se pierde la confianza de los demás; tener paciencia para soportar el dolor y el hambre; y el deseo de ganar su pan lo más pronto posible.”

Es una filosofía de vida muy antigua, difícil de llevar en estos tiempos donde el libertinaje y la comodidad imperan; de todos modos creo que reflexionar en ella podría beneficiarnos.   

Antonieta B. de De Hoyos                 Junio 21/14    

 

 

 

 

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