sábado, 4 de mayo de 2013


Al maestro y estudiantes con cariño.

Cuando recibí esta carta vía correo electrónico, me pareció oportuno publicarla en este mes en que celebramos al profesorado. Por supuesto que estoy consciente de que no todo lo que nos llega por internet es auténtico, pero después de leer con detenimiento estas indicaciones, me parecieron ciertas y aplicables a los graves problemas que en la actualidad, presentan algunos maestros y alumnos en varias regiones del país.

Querido Profesor:

Mi hijo tiene que aprender que no todos los hombres son justos ni todos son veraces, enséñele que por cada villano hay un héroe, y que por cada egoísta hay un generoso. También enséñele que por cada enemigo hay un amigo y que más vale moneda ganada que moneda encontrada. Quiero que aprenda a perder y también a complacerse honestamente de las victorias. Aléjelo de la envidia para que disfrute a plenitud, la alegría profunda de la satisfacción.

Haga que aprecie la lectura de buenos libros, sin que deje de divertirse con los pájaros, las flores del campo y los maravillosos paisajes de lagos y montañas. Que aprenda a jugar sin violencia con sus amigos. Explíquele que vale más una derrota honrosa que una victoria vergonzosa. Que crea en sí mismo y sus capacidades aunque se quede solo, y tenga que lidiar contra todos.

Enséñele a ser bueno y gentil con los buenos y duro con los perversos. Instrúyalo a que no haga las cosas porque simplemente otros lo hacen; que ame los valores. Que aprenda a escuchar a todos, pero que a la hora de la verdad, decida por sí mismo. Enséñele a sonreír y mantener el humor cuando esté triste y explíquele que a veces los hombres también lloran. Enséñele a ignorar los gritos de las multitudes que solo reclaman derechos, sin pagar el costo de sus obligaciones.

Trátelo bien pero no lo mime ni lo adule, déjelo que se haga fuerte solo. Incúlquele valor y coraje pero también paciencia, constancia y sobriedad. Transmítale una fe firme y sólida en el Creador. Teniendo fe en Dios también la tendrá en los hombres. Entiendo que le estoy pidiendo mucho, pero haga todo aquello que pueda.                                 Abraham Lincoln, 1830.

La experiencia a través de los años, me ha mostrado que la  rebeldía en los hijos y en los adultos, se origina por la ignorancia de normas a seguir. “El mundo se hace a un lado cuando pasa un hombre o una mujer, que sabe a dónde va”. Nuestras generaciones jóvenes están desorientadas, la información y desinformación que reciben alternadamente es descomunal, no les da tiempo a descubrir la diferencia entre el bien y el mal, lo correcto de lo incorrecto y para colmo, no encuentran una mano firme que les guíe. La sabiduría aplicada de los maestros de hoy, es lo que les  apremia.

Antonieta B. de De Hoyos       Mayo 1/13.

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