Al
maestro y estudiantes con cariño.
Cuando recibí esta
carta vía correo electrónico, me pareció oportuno publicarla en este mes en que
celebramos al profesorado. Por supuesto que estoy consciente de que no todo lo
que nos llega por internet es auténtico, pero después de leer con detenimiento
estas indicaciones, me parecieron ciertas y aplicables a los graves problemas que
en la actualidad, presentan algunos maestros y alumnos en varias regiones del
país.
Querido
Profesor:
Mi
hijo tiene que aprender que no todos los hombres son justos ni todos son
veraces, enséñele que por cada villano hay un héroe, y que por cada egoísta hay
un generoso. También enséñele que por cada enemigo hay un amigo y que más vale
moneda ganada que moneda encontrada. Quiero que aprenda a perder y también a complacerse
honestamente de las victorias. Aléjelo de la envidia para que disfrute a
plenitud, la alegría profunda de la satisfacción.
Haga
que aprecie la lectura de buenos libros, sin que deje de divertirse con los pájaros,
las flores del campo y los maravillosos paisajes de lagos y montañas. Que
aprenda a jugar sin violencia con sus amigos. Explíquele que vale más una
derrota honrosa que una victoria vergonzosa. Que crea en sí mismo y sus
capacidades aunque se quede solo, y tenga que lidiar contra todos.
Enséñele
a ser bueno y gentil con los buenos y duro con los perversos. Instrúyalo a que
no haga las cosas porque simplemente otros lo hacen; que ame los valores. Que
aprenda a escuchar a todos, pero que a la hora de la verdad, decida por sí
mismo. Enséñele a sonreír y mantener el humor cuando esté triste y explíquele
que a veces los hombres también lloran. Enséñele a ignorar los gritos de las
multitudes que solo reclaman derechos, sin pagar el costo de sus obligaciones.
Trátelo
bien pero no lo mime ni lo adule, déjelo que se haga fuerte solo. Incúlquele
valor y coraje pero también paciencia, constancia y sobriedad. Transmítale una
fe firme y sólida en el Creador. Teniendo fe en Dios también la tendrá en los
hombres. Entiendo que le estoy pidiendo mucho, pero haga todo aquello que
pueda. Abraham
Lincoln, 1830.
La experiencia a través
de los años, me ha mostrado que la
rebeldía en los hijos y en los adultos, se origina por la ignorancia de
normas a seguir. “El mundo se hace a un lado cuando pasa un hombre o una mujer,
que sabe a dónde va”. Nuestras generaciones jóvenes están desorientadas, la información
y desinformación que reciben alternadamente es descomunal, no les da tiempo a descubrir
la diferencia entre el bien y el mal, lo correcto de lo incorrecto y para colmo,
no encuentran una mano firme que les guíe. La sabiduría aplicada de los
maestros de hoy, es lo que les apremia.
Antonieta B. de De
Hoyos Mayo 1/13.
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