lunes, 4 de febrero de 2013


¿Que más nos espera?

Las políticas de austeridad contra la crisis financiera que se extiende por el mundo parecen estar llegando a límites surrealistas. Así se desprende, al menos, de la ‘idea’ del titular de Finanzas del nuevo gobierno de Japón, Taro Aso, quien pidió a los ancianos del país que “se den prisa en morir” para que de esta manera el estado nipón no tenga que pagar su atención médica.  “Dios no quiera que ustedes se vean obligados a vivir cuando quieran morir, yo me despertaría sintiéndome mal sabiendo que todo mi tratamiento médico, está pagado por el Gobierno“, dijo Aso durante una reunión del Consejo Nacional sobre la reforma de la Seguridad Social, según informa el diario británico The Guardian. “El problema no se resolverá a menos que ustedes se den prisa en morir“, remachó.

Este señor que tiene  72 años de edad y también ejerce como vice primer ministro, se mostró contrario a los cuidados paliativos. “Yo no necesito ese tipo de atención“, enfatizó el dirigente en declaraciones citadas por la prensa local, agregando incluso que ha escrito una nota en la que instruye a su familia para, llegado el momento, no prolongar su vida con tratamiento médico. El ministro fue un poco más allá en su ofensa al referirse a los ancianos que ya no pueden alimentarse por sí mismos, como “gente de tubo”.  Estas declaraciones han sido recibidas como un insulto en un país con una sensibilidad especial hacia la tercera edad, la familia japonesa agradece y venera a los ancianos, protegiéndolos y dándoles felicidad hasta el último día.  Casi una cuarta parte de sus 128 millones de habitantes son mayores de 60 años. (ElMundo.es).

Era tarde cuando leí esta noticia, que ha corrido como reguero de pólvora alrededor del mundo, y que nos obliga a reflexionar, a observar con detenimiento y seriedad los sentimientos que prevalecen en el ser humano del tercer milenio.

La ciencia se ha tornado cruelmente comercial, los grandes emporios de laboratorios y enseres médicos ven en cada enfermo, sin importar edad, desde un recién nacido hasta un enfermo terminal su gran negocio. Alargar la existencia aun y cuando los pronósticos no sean favorables es la más ruin oferta y demanda hospitalaria.

La quiebra en el sector salud, también tiene sus orígenes en la tremenda corrupción existente entre gobernantes y empresarios que, como aves de rapiña acrecientan impunemente sus fortunas. Las palabras de Taro Aso suenan duras, insensibles, y lo que es peor, denotan el gran desequilibrio que entre materia y espíritu sufre la humanidad. 

Es necesario detenernos, escuchar esa voz interior y luchar porque el amor hacia nuestros semejantes y hacia nosotros mismos brote de nuevo. Sabemos que vamos a morir, razón por la que en nuestras oraciones diarias suplicamos a Dios que sea con dignidad, pero sobre todo, que contemos con la bendita benevolencia de los que nos despiden. 

Antonieta B. De Hoyos   Enero 23/13.

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