Mírate al
espejo.
Por Antonieta B. de De
Hoyos
4/7 /18/
No sé a qué se
deba, pero probablemente para definir el problema deba acudir a un psicólogo,
porque desde que tengo uso de razón, léase adolescencia y subsecuentes etapas,
al verme en el espejo, platico con él. Me doy los buenos días o las buenas
noches, me deseo lo mejor, me apapacho, le agradezco a Dios mis pequeños
achaques y mi maravillosa tercera edad.
A veces me regaño por permitir que otros me ofendan y me hagan llorar y
de paso me otorgo un pequeño castigo por ser exageradamente sensible, al grado
que ese estado de ánimo me impide ser feliz y olvidarme de las bendiciones
recibidas.
Después de leer
esta reflexión, lo que tenía acostumbrado se transformó, porque en ella se
informa, que si estás buscando a alguien que cambie tu vida, lo mejor que
puedes hacer es mirarte al espejo. La cara es el reflejo del alma, es bastante
difícil tener un sufrimiento en el corazón y mostrarte sonriente, muchas madres
y esposas si lo logran apoyadas en sus oraciones y en su cercanía con Dios.
Dicen los que saben,
que el rostro es el espejo del alma, y que los ojos son sus intérpretes; será
por eso que cada vez que veo la sección de sociales en revistas o
periódicos, ¿percibo la felicidad o la tristeza en la persona retratada?
Ahora, me miro
en el espejo de diferente manera y me pregunto: ¿Si hoy fuera el último
día de mi vida, querría hacer lo que estoy haciendo? Si la respuesta es no
durante varios días seguidos, es imprescindible que cambie de actitud.
Lo cierto es que
cuando logras lo que deseas en tu lucha por ser alguien, y el mundo te
convierte en un triunfador, necesitas acercarte al espejo y mirarte, poner
atención a lo que tu imagen te dice, porque no es el juicio que los demás hagan
de ti, lo que te debe importar, sino la verdad que te dice el espejo.
Muchos pueden
decirte infinidad de elogios, de adjudicarte todas las virtudes que alimenten
tu ego, incluso llegan a decirte que eres el ser más maravilloso que existe en
el planeta, mientras el espejo te dice que son fanfarronerías.
Es al espejo al
que debes agradarle, porque tu imagen reflejada estará contigo hasta el final;
y si tu espejo es tu más sincero amigo, habrás pasado la prueba más difícil y
peligrosa. Podrás engañar durante años a todo el mundo en tu paso por la vida,
y obtener palmadas en la espalda en señal de aprobación, pero la última
respuesta será un alma angustiada y no pocas lágrimas derramadas a causa de
este engaño.
Dejemos de
escrudiñar en el rostro las arrugas o manchas que nos disgustan, miremos con
atención la luz que irradia nuestro rostro a través de los ojos y la sonrisa,
seguro que hasta nos rejuveneceremos.
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