En la vida…
Por
Antonieta B. de De Hoyos
4/14/18
Cuando una persona me dice que no le gusta
leer, que muy apenas hojea el periódico, o de vez en cuando alguna revista que
cae en sus manos, me da una profunda tristeza. Es cierto que hay lecturas
vanas, que no sirven para nada, que no dejan nada bueno en la memoria; pero la
mayoría, si sabes elegir, te das cuenta de inmediato que te enriquecen, porque
tu vocabulario aumenta de forma increíble y tu imaginación sale del letargo, se
desborda. Pero lo más importante es, que casi sin darte cuenta tu cultura se
acrecienta, tu nivel intelectual se eleva, comprendes mejor las cosas que
suceden y a las personas que te rodean.
Por eso, ahora que leí este valioso
artículo, me di cuenta de que bien vale la pena el esfuerzo que se realiza,
cuando te decides a leer.
Lo primero que indica, es reconocer que en
la vida ni se gana ni se pierde, ni se fracasa ni se triunfa; se aprende, se
crece, se descubre; se escribe, borra y reescribe; se hila, se deshila y se
vuelve a hilar. Las maravillas que nos ofrece la vida, crecen despacio y en
silencio.
Pero la más importante de esas
características es aprender a CRECER. Esto se logra cuando aceptamos
la realidad y con aplomo la vivimos, cuando somos firmes en nuestros ideales y los defendemos, cuando
asumimos el destino y lo modificamos si es necesario, cuando miramos sin rencor
el pasado, fundando el presente y proyectando el futuro, cuando aprendemos a
valorarnos y a valorar a los demás,
cuando defendemos la verdad, cuando la conciencia va acorde con los dictados
del corazón y de la mente.
Aprendemos a CRECER, cuando somos
felices escuchando y ayudando a los demás sin esperar nada a cambio, cuando
descartamos el cinismo, la cobardía y somos congruentes en todas las
circunstancias.
CRECEMOS,
cuando nos respetamos y somos bondadosos, cuando decimos con sinceridad “gracias”,
“me equivoqué”, “te amo”, cuando enfrentamos el otoño y el invierno a
pesar de perder hojas y temblar de frio.
CRECEMOS,
cuando ante una mirada hostil o un gesto agresivo respondemos con una sonrisa,
cuando nos liberamos de rencores, mentiras y vanidades, cuando volamos como las
águilas, nos mantenemos de pie como los árboles y nos iluminamos como una
estrella, cuando sabemos que somos capaces de hacer realidad nuestros deseos,
cuando amamos, toleramos, lloramos y si es preciso renunciamos.
Se CRECE,
cuando sabemos que todo lo podemos hacer hasta el último instante de nuestra
vida y doblemente, cuando agradecemos a
Dios el haberlo permitido.
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