¿Será posible volver a confiar?
Por Antonieta
B. de De
Hoyos
3/17/18
Quizás la
frase anterior pueda sonar fuerte y contraria a lo que nuestros padres y
maestros nos han enseñado, lo cierto es que cuando somos niños confiamos mucho
en la gente que nos rodea, pero al ir creciendo la vida nos va tornando
desconfiados, a veces con razón, otras sin ella.
Sentirse
traicionado, rompe nuestra confianza en aquellos en los que habíamos confíado,
así se trate de cosas sin importancia. Nadie está obligado a ser confiado,
sabemos que la confianza, es un gran valor que no se le da a cualquiera, por
eso debemos estar alertas y conocer muy bien a quien se la brindamos.
Vivir en la desconfianza, es morir un poco en
vida, por eso debemos mantenernos alertas y seguir con cautela el desarrollo de
cada una de nuestras relaciones, ya que para todos, el verse traicionado es una
experiencia muy dura, es un ataque a la honestidad personal, a nuestros buenos
sentimientos; lo malo es que a veces cerramos los ojos y nos aislamos, nos
volvemos anti sociales y buscamos desquitarnos con el primero que pase.
Lo positivo será, hacer un balance entre la
gente que nos ha traicionado y la que nos ha sido
fiel, en las buenas y en las malas, de seguro hay mucho más personas buenas que
desleales, razón por la que no debemos dejarnos llevar por la tristeza y la
decepción. En estos tiempos difíciles, cuando los valores familiares,
sociales y cívicos se desquebrajan, tenemos que redoblar el esfuerzo y volver a
confiar en nuestras autoridades, en nuestros políticos, jueces, legisladores,
diputados, gobernantes. Algo está mal es cierto, pero con provocar actos
vandálicos o escondiéndonos entre cuatro paredes, nada resolvemos.
Los hombres de negocios, no se lamentan la
pérdida, solo reconocen que jugaron mal. Nosotros también sentimos “ese
golpe” pero ¿qué voy a hacer después de que pase el descontento y
la tristeza? Pues con una voluntad a prueba de fuego, regresar al mundo que nos
ha tocado vivir para reencontrarnos, con quienes sí valen la pena.
En las futuras
elecciones populares que se avecinan, exijamos en los candidatos una firme
honradez, cuestionemos su origen y su trayectoria, pero sobre todo hagamos caso
a la intuición. En la actualidad, los comunicadores con sus mensajes carentes
de ética, alteran la paz social y llevan a las masas a la desconfianza total,
al grado de que muchos dejamos de creer hasta en nosotros mismos, nos sentimos
humillados, ultrajados, poca cosa.
Es necesario
volver a confiar, cambiemos de estilo de vida, tengamos menos cosas y confiemos
en que con poco saldremos adelante, a lo mejor hasta podemos ayudar a otros. El
mundo es un lugar extraño, lleno de peligros y sufrimientos posibles, empecemos
de nuevo con los sentidos atentos y el corazón despierto.
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