sábado, 6 de octubre de 2012


 A quién se defiende o se culpa.

En Managua, Nicaragua, varios organismos de la sociedad civil que están a favor de la despenalización del aborto terapéutico, prohibido en el código penal de ese país desde el año 2006; denunciaron la violación de 1453 niñas entre 10 y 14 años de edad, que fueron violadas y obligadas a parir durante el transcurso del 2011.

Las mujeres adultas, se manifestaron con pancartas, en ellas exigían su derecho a decidir, afirmando ¡mi cuerpo es mío! ¡Yo decido!  Estas son palabras perfectas en la boca de una mujer adulta, pero no en la de una niña, que apenas abre sus ojos a la vida y lo que más le gustaría tener entre sus brazos es una muñeca y no un recién nacido. 

Esta denuncia fue hecha por nueve agrupaciones no gubernamentales, la mayoría mujeres que exigen  la restitución en la legislación nacional del aborto terapéutico. Me llamó la atención el término, “aborto terapéutico”, que en otras palabras significa malograr, interrumpir de manera higiénica, curativa y beneficioso el desarrollo de un ser vivo.  

Se supone que esta manifestación pública, es para defender la vida y la salud de las mujeres, incluida niñas; para ello exigen "Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto seguro para no morir”. Estas peticiones me llevaron a pensar si una criatura de 10 a 14 años, necesita de ellas.  Lo que las niñas pudieran exigir sería protección, respeto y cuidados. Nicaragua como muchos países en vías de desarrollo, tienen un plan  económico y educativo deficiente, una pobreza moral que conduce a los abusos. El  analfabetismo ético y cristiano, dentro de las familias y la sociedad es la causa número uno de que alrededor del mundo pululen los malandrines.

El gobierno falla en el castigo ejemplar que debería implantarse, no es posible que 1435 abusadores, (nada más en este caso) deambulen por ahí sin ser apresados y que de estar en la cárcel, permanezcan en ella como si nada hubiera pasado, mientras su víctima se debate entre la vida y la muerte, física y espiritual. La justicia se ha debilitado, y es esa  pérdida de fuerza la que da paso a la violencia, a la impunidad. .

No es justo y hasta cierto punto puede ser cruel, aumentar el sufrimiento de la niña sometiéndola a más auscultaciones, cirugías dolorosas, medicamentos intoxicantes. Ella no es un objeto, a pesar de su corta edad e indefensión, es un ser humano. Lo que debe hacerse con urgencia y de manera exhaustiva es encontrar al culpable, y sin más, imposibilitarle para que nunca vuelva a abusar de una mujer.

No nos toquemos el corazón, pensando en lo que va a ser de la vida de este malvado después de recibir su castigo. Pensemos mejor en la niña, que de por vida arrastrará su dolor y su vergüenza, así se le apliquen tratamientos psicológicos y religiosos para elevar su autoestima. En su mente infantil quedará grabada la terrible escena. Para ser justos debemos colocarnos en su lugar.

El gobierno del sandinista Daniel Ortega, se ha declarado a favor de la penalización del aborto terapéutico. Con esta decisión  ¿A quién se está defendiendo y a quien se está culpando?          Antonieta B de De Hoyos                             octubre 3/12

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