A quién se defiende o se
culpa.
En Managua, Nicaragua, varios
organismos de la sociedad civil que están a favor de la despenalización del
aborto terapéutico, prohibido en el código penal de ese país desde el año 2006;
denunciaron la violación de 1453 niñas entre 10 y 14 años de edad, que fueron
violadas y obligadas a parir durante el transcurso del 2011.
Las mujeres adultas, se manifestaron
con pancartas, en ellas exigían su derecho a decidir, afirmando ¡mi cuerpo es
mío! ¡Yo decido! Estas son palabras
perfectas en la boca de una mujer adulta, pero no en la de una niña, que apenas
abre sus ojos a la vida y lo que más le gustaría tener entre sus brazos es una
muñeca y no un recién nacido.
Esta denuncia fue hecha por nueve
agrupaciones no gubernamentales, la mayoría mujeres que exigen la restitución en la legislación nacional del
aborto terapéutico. Me llamó la atención el término, “aborto terapéutico”, que
en otras palabras significa malograr, interrumpir de manera higiénica, curativa
y beneficioso el desarrollo de un ser vivo.
Se supone que esta manifestación
pública, es para defender la vida y la salud de las mujeres, incluida niñas;
para ello exigen "Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no
abortar, aborto seguro para no morir”. Estas peticiones me llevaron a pensar si
una criatura de 10 a 14 años, necesita de ellas. Lo que las niñas pudieran exigir sería
protección, respeto y cuidados. Nicaragua como muchos países en vías de
desarrollo, tienen un plan económico y
educativo deficiente, una pobreza moral que conduce a los abusos. El analfabetismo ético y cristiano, dentro de
las familias y la sociedad es la causa número uno de que alrededor del mundo
pululen los malandrines.
El gobierno falla en el castigo
ejemplar que debería implantarse, no es posible que 1435 abusadores, (nada más
en este caso) deambulen por ahí sin ser apresados y que de estar en la cárcel,
permanezcan en ella como si nada hubiera pasado, mientras su víctima se debate
entre la vida y la muerte, física y espiritual. La justicia se ha debilitado, y
es esa pérdida de fuerza la que da paso
a la violencia, a la impunidad. .
No es justo y hasta cierto punto puede
ser cruel, aumentar el sufrimiento de la niña sometiéndola a más
auscultaciones, cirugías dolorosas, medicamentos intoxicantes. Ella no es un
objeto, a pesar de su corta edad e indefensión, es un ser humano. Lo que debe
hacerse con urgencia y de manera exhaustiva es encontrar al culpable, y sin
más, imposibilitarle para que nunca vuelva a abusar de una mujer.
No nos toquemos el corazón, pensando
en lo que va a ser de la vida de este malvado después de recibir su castigo.
Pensemos mejor en la niña, que de por vida arrastrará su dolor y su vergüenza,
así se le apliquen tratamientos psicológicos y religiosos para elevar su
autoestima. En su mente infantil quedará grabada la terrible escena. Para ser
justos debemos colocarnos en su lugar.
El gobierno del sandinista Daniel
Ortega, se ha declarado a favor de la penalización del aborto terapéutico. Con
esta decisión ¿A quién se está
defendiendo y a quien se está culpando?
Antonieta B de De Hoyos octubre 3/12
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