¿Y
aun así, se piensa en legalizar la droga?
Debo
reconocer que soy una persona sensible, que nunca me han gustado las películas
de terror, ni los reportajes donde las personas se matan entre sí como sucede
en las guerras. Soy tan perceptiva, que no tolero los documentales de los
canales televisivos como Animal Planet
donde presentan la cruda lucha que entablan los animales para
sobrevivir, me entristece sobremanera el que siempre uno de ellos muera entre
las garras del otro aunque me repitan una y otra vez, que es la ley de la supervivencia.
En
la actualidad los periódicos y los espacios de noticias nos saturan con
asesinatos llenos de crueldad, información que me niego a aceptar como normal
por mas caótico que se presente este milenio; lo cierto es que nunca imaginé que
sería testigo a distancia, de estos sangrientos acontecimientos. Por un tiempo,
las autoridades policiacas manejaron la teoría de venganzas entre cárteles, hoy
se rumora que pueden ser personas inocentes, que estuvieron en el lugar y en el
momento equivocado.
Pero
lo que me llevó a escribir sobre este tétrico tema, son los recientes y escalofriantes
hallazgos de una gran cantidad de cadáveres mutilados, en diferentes puntos del
país. La hipótesis de que podría tratarse de hechos aislados realizados por
mentes perturbadas, debe inquietarnos más, ya que nos colocaría ante el mundo
como una sociedad en total decadencia.
Es
muy doloroso lo que está sucediendo, razón suficiente para no desmayar en
nuestro esfuerzo por contrarrestar tanta maldad. Pudiera ser que estuviéramos frente
a un nuevo espécimen mutante completamente
deshumanizado, que sufre de una grave degeneración mental, física y emocional, encaminada
al salvajismo.
No
se necesita mucha ciencia para deducir, que los asesinos actúan bajo la
influencia de alguna droga y que su constante acercamiento a ella, los
convierte en consumidores asiduos. El adicto atrofia su cuerpo y su cerebro, sufre de alucinaciones, estado de confusión
que le impide estar consciente de lo que está haciendo. Por eso cuando me
entero de estos sanguinarios sucesos, recuerdo de inmediato a todas esas
personas que encabezan movimientos en pro de la legalización del uso de las drogas,
y de su tozudez de exigir tolerarlas en vez de combatirlas.
Gracias
a Dios aún es bajo el porcentaje de adictos, pero no quiero imaginar lo que pasará dentro de unos años cuando su
consumo se legalice. ¿Cómo será mi relación con las personas adictas? porque pueden
ser mi pareja, mi familiar, mi amigo, mi
vecino, mi compañero de estudios o de trabajo. ¿Sabré manejar una situación
inesperada y fuera de control?
Retomemos
nuestra misión educadora, pongámonos a trabajar en la prevención y protección
de los menores, evitémonos en casa cualquier vicio por inocente que parezca; esta
labor es fácil ya que basta con dar el mejor de los ejemplos.
Antonieta
B. de De Hoyos
mayo 16/12.
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