martes, 29 de mayo de 2012


¿Y aun así, se piensa en legalizar la droga?

Debo reconocer que soy una persona sensible, que nunca me han gustado las películas de terror, ni los reportajes donde las personas se matan entre sí como sucede en las guerras. Soy tan perceptiva, que no tolero los documentales de los canales televisivos como Animal Planet  donde presentan la cruda lucha que entablan los animales para sobrevivir, me entristece sobremanera el que siempre uno de ellos muera entre las garras del otro aunque me repitan una y otra vez, que es la ley de la supervivencia.

En la actualidad los periódicos y los espacios de noticias nos saturan con asesinatos llenos de crueldad, información que me niego a aceptar como normal por mas caótico que se presente este milenio; lo cierto es que nunca imaginé que sería testigo a distancia, de estos sangrientos acontecimientos. Por un tiempo, las autoridades policiacas manejaron la teoría de venganzas entre cárteles, hoy se rumora que pueden ser personas inocentes, que estuvieron en el lugar y en el momento equivocado.

Pero lo que me llevó a escribir sobre este tétrico tema, son los recientes y escalofriantes hallazgos de una gran cantidad de cadáveres mutilados, en diferentes puntos del país. La hipótesis de que podría tratarse de hechos aislados realizados por mentes perturbadas, debe inquietarnos más, ya que nos colocaría ante el mundo como una sociedad en total decadencia.

Es muy doloroso lo que está sucediendo, razón suficiente para no desmayar en nuestro esfuerzo por contrarrestar tanta maldad. Pudiera ser que estuviéramos frente a un nuevo espécimen mutante  completamente deshumanizado, que sufre de una grave degeneración mental, física y emocional, encaminada al salvajismo.

No se necesita mucha ciencia para deducir, que los asesinos actúan bajo la influencia de alguna droga y que su constante acercamiento a ella, los convierte en consumidores asiduos. El adicto atrofia su cuerpo y su  cerebro, sufre de alucinaciones, estado de confusión que le impide estar consciente de lo que está haciendo. Por eso cuando me entero de estos sanguinarios sucesos, recuerdo de inmediato a todas esas personas que encabezan movimientos en pro de la legalización del uso de las drogas, y de su tozudez de exigir tolerarlas en vez de combatirlas.

Gracias a Dios aún es bajo el porcentaje de adictos, pero no quiero imaginar  lo que pasará dentro de unos años cuando su consumo se legalice. ¿Cómo será mi relación con las personas adictas? porque pueden ser  mi pareja, mi familiar, mi amigo, mi vecino, mi compañero de estudios o de trabajo. ¿Sabré manejar una situación inesperada y fuera de control?

Retomemos nuestra misión educadora, pongámonos a trabajar en la prevención y protección de los menores, evitémonos en casa cualquier vicio por inocente que parezca; esta labor es fácil ya que basta con dar el mejor de los ejemplos.  

Antonieta B. de De Hoyos                                  mayo 16/12.

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