martes, 29 de mayo de 2012


Menospreciamos la inteligencia y la dignidad del pueblo.

El fin de semana pasado fue de gran movimiento en la ciudad de México, diferentes marchas de estudiantes y ciudadanos  indignados, desfilaron por las avenidas  principales hasta llegar al Zócalo; ahí mediante discursos, pancartas y porras  mostraron a las autoridades, a los políticos y medios de comunicación,  su inconformidad por la  manera como se falsea la información de las encuestas  y campañas políticas, de los candidatos a la presidencia de la república. 

Este acontecimiento social me llevó a recordar un libro que leí recientemente y que resultó  ser best seller, el año pasado en  Europa, escrito por un ex diplomático francés, titulado en su versión original  ¡Indignez-vous! traducido al español como  “Indignaos”, mas tarde se tradujo al inglés y otros idiomas.

El autor Stéphane Hessel de 94 años, invita a los jóvenes a manifestarse ante los atropellos que sufren en manos de políticos y autoridades corruptas, personas sin escrúpulos que cínicamente se enriquecen con el dinero del pueblo, sin tomar en cuenta las deplorables consecuencias de tan detestable conducta.

Algunos críticos dicen que este libro fue el que detonó los movimientos juveniles y ciudadanos que se están presentando en países como: Francia, España, Estados Unidos, Canadá, Egipto, Libia, Grecia, Alemania, lo cierto es que estas páginas tuvieron la magia, de despertar a los ciudadanos de su letargo.

Es mucho lo que se ha dicho en pro y en contra de estos movimientos,  pero hubo una frase que a mí me impactó por su tinte profético y dice así: “Levanta al pueblo antes de que el pueblo se levante”,  palabras sabias que nos conducen a recordar la caída de grandes imperios y gobiernos autoritarios, en el pasado de la Humanidad.

La sociedad ha cambiado, los jóvenes están más preparados y los adultos están cansados de soportar el abuso y el enriquecimiento inexplicable de unos cuantos, a costa del empobrecimiento de millones; este grito es un ¡ya basta! a la aborrecible opulencia frente a la miseria fulminante; al despilfarro vergonzante de cara a la hambruna y la enfermedad de los despojados.

Si la mafia del narcotráfico es un mal que destruye a una parte de la sociedad, la mafia política es mucho más peligrosa porque nos destruye a todos en cuerpo, alma y espíritu. Esos zorros con piel de oveja, engañan, matan la confianza, arrasan con ilusiones, anulan la autoestima, truncan los deseos de prosperidad, de formar un hogar, de vivir en familia como Dios manda. Es urgente levantar la cabeza y luchar por una sociedad más equitativa, pero… sin hacer uso de la violencia.

Anoche vi en la televisión una charla de científicos - filósofos europeos, se cuestionaban si era indispensable para disfrutar la existencia,  darle sentido a la vida -. Todos estuvieron de acuerdo que si y que para lograrlo había que llenar de nuevo nuestro espíritu, de lo sublime y de sentimientos.

La modernidad nos llenó de tecnología, pero nos dejó un vacio enorme de sabiduría y humanismo, solo regresando a la sobriedad,  podremos contrarrestar la ambición desmedida que hoy ha proliferado. 

Antonieta B. de De Hoyos                                 Mayo 23/12

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