Menospreciamos
la inteligencia y la dignidad del pueblo.
El
fin de semana pasado fue de gran movimiento en la ciudad de México, diferentes
marchas de estudiantes y ciudadanos
indignados, desfilaron por las avenidas
principales hasta llegar al Zócalo; ahí mediante discursos, pancartas y
porras mostraron a las autoridades, a
los políticos y medios de comunicación, su
inconformidad por la manera como se
falsea la información de las encuestas y
campañas políticas, de los candidatos a la presidencia de la república.
Este
acontecimiento social me llevó a recordar un libro que leí recientemente y que
resultó ser best seller, el año pasado
en Europa, escrito por un ex diplomático
francés, titulado en su versión original
¡Indignez-vous! traducido al español como “Indignaos”, mas tarde se tradujo al inglés y
otros idiomas.
El
autor Stéphane Hessel de 94 años, invita a los jóvenes a manifestarse ante los
atropellos que sufren en manos de políticos y autoridades corruptas, personas
sin escrúpulos que cínicamente se enriquecen con el dinero del pueblo, sin
tomar en cuenta las deplorables consecuencias de tan detestable conducta.
Algunos
críticos dicen que este libro fue el que detonó los movimientos juveniles y
ciudadanos que se están presentando en países como: Francia, España, Estados
Unidos, Canadá, Egipto, Libia, Grecia, Alemania, lo cierto es que estas páginas
tuvieron la magia, de despertar a los ciudadanos de su letargo.
Es
mucho lo que se ha dicho en pro y en contra de estos movimientos, pero hubo una frase que a mí me impactó por su
tinte profético y dice así: “Levanta al pueblo antes de que el pueblo se
levante”, palabras sabias que nos
conducen a recordar la caída de grandes imperios y gobiernos autoritarios, en
el pasado de la Humanidad.
La
sociedad ha cambiado, los jóvenes están más preparados y los adultos están
cansados de soportar el abuso y el enriquecimiento inexplicable de unos
cuantos, a costa del empobrecimiento de millones; este grito es un ¡ya basta! a
la aborrecible opulencia frente a la miseria fulminante; al despilfarro
vergonzante de cara a la hambruna y la enfermedad de los despojados.
Si
la mafia del narcotráfico es un mal que destruye a una parte de la sociedad, la
mafia política es mucho más peligrosa porque nos destruye a todos en cuerpo,
alma y espíritu. Esos zorros con piel de oveja, engañan, matan la confianza,
arrasan con ilusiones, anulan la autoestima, truncan los deseos de prosperidad,
de formar un hogar, de vivir en familia como Dios manda. Es urgente levantar la
cabeza y luchar por una sociedad más equitativa, pero… sin hacer uso de la
violencia.
Anoche
vi en la televisión una charla de científicos - filósofos europeos, se
cuestionaban si era indispensable para disfrutar la existencia, darle sentido a la vida -. Todos estuvieron de
acuerdo que si y que para lograrlo había que llenar de nuevo nuestro espíritu,
de lo sublime y de sentimientos.
La
modernidad nos llenó de tecnología, pero nos dejó un vacio enorme de sabiduría
y humanismo, solo regresando a la sobriedad,
podremos contrarrestar la ambición desmedida que hoy ha proliferado.
Antonieta
B. de De Hoyos
Mayo 23/12
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